¿Hemos perdido la capacidad de dialogar y negociar? Yo creo que no, sinceramente. Pero en cambio sí creo que, cada día más, quienes estamos en el ejercicio público, quienes ejercemos la política, estamos pervirtiendo el ejercicio del diálogo y la negociación. No todos, obviamente, no meto a todas las personas que están en este mundillo en el mismo saco, pero sí que se ve día a día que está ocurriendo.

Este último mes, en la Región de Murcia, de repente tenemos a un gobierno que ´supuestamente´ ha decidido cambiar, eso es lo que quiere mostrar con tanto escaparate y grandes anuncios. Pedro Antonio Sánchez, el presidente, ahora, tras 21 años de gobierno monolítico del PP, de mayorías absolutas y rodillos aplastantes, un año de estos bajo su mando, quiere dialogar, negociar y acordar.

Yo me pregunto, ¿realmente sabe lo que significa acordar? No, lo digo convencida. No lo sabe, ni él ni el Partido Popular. En la trayectoria de estos años atrás ha habido momentos para los acuerdos, acuerdos que luego han quedado en papel mojado; solo han servido para el autobombo del propio PP. Son muchos los ejemplos de asuntos donde ya ha habido acuerdos, como la llegada al AVE según el convenio firmado por las tres administraciones (estatal, regional y local) en 2006; ¿en qué ha quedado? Ya lo sabemos, en incumplimiento tras incumplimiento y ni el AVE ni el soterramiento. Sobre financiación autonómica, que a pesar de la promesa electoral del PP, tanto del 2011 como del 2015 como del 2016, sigue sin afrontarse. Sobre agua, sí, sobre agua se han llegado a acuerdos en nuestra región, ¿y?, pues nada, sigue la guerra política que sobre este tema quiere mantener el Partido Popular.

Ahora vuelven con la misma idea: «llegar a pactos». Bienvenidos sean si esos pactos suponen primero asumir las responsabilidades, las del ejecutivo lo primero. Segundo, asumir que los pactos deben ser parlamentarios, que es donde se deposita la soberanía popular; porque otra cosa son los pactos políticos que bien pueden beneficiar sólo a un partido político o dos y no al interés general. Y tercero, no pueden ser una pantomima que sirva de escaparate al gobierno de turno, no pueden quedarse en eso y no llegar a materializarse en algo real, contante y sonante que de verdad llegue al día a día de la gente.

Ejemplo, Mar Menor ¿podemos llegar a acuerdos en qué acciones urgentes deben hacerse para salvar nuestra joya regional? Muy probablemente, pero ¿qué es lo primero que ha hecho el gobierno regional del PP sobre este tema? Un buzón de sugerencias en lugar de cumplir lo que se acordó en 2009 y poner en funcionamiento la comisión del Mar Menor.

En definitiva, y respondiendo a un reclamo que el propio presidente autonómico nos hacía a los grupos de oposición, «los murcianos nos están esperando», pero de verdad. Nos esperan para que solucionemos sus problemas, cumpliendo las soluciones a las que ya llegamos juntos sin tanto bombo y platillo. Sólo hay que cumplir lo ya acordado, sólo hay que respetar las instituciones y llevar a su fin lo que en el parlamento aprobamos.