Una de las consecuencias más impactantes de los cambios tecnológicos de los últimos años, es el ´big data´, o la acumulación y tratamiento de cantidades ingentes de datos acerca de los comportamientos de personas en soportes electrónicos y referenciados además geográficamente. Suena un poco abstruso. Por decirlo llanamente sería como el ´gran hermano´ que nos vigila continuamente, sabe dónde y qué compramos, las web que visitamos y los contenidos que compartimos en las redes sociales. Todo eso referenciado técnicamente a un número, no a una persona física con nombres y apellidos. Pero, al final, la diferencia es escasa. Saben quiénes somos, dónde estamos y lo que hacemos. Porque esta inmensa cantidad de datos son procesados, estructurados y se ponen al servicio de los clientes que pagan por ellos para elaborar sus acciones comerciales o, como en el caso que comento ahora, sus actividades policiales. Porque el ´big data´ no solo está afectando al marketing, que lo está haciendo y mucho. Tanto que las grandes compañías publicitarias de hoy en día noson las que conocemos tipo Mad Men con su ristra de apellidos anglosajones, sino empresas especializadas en el tratamiento y comercialización del ´big data´, repletas de informáticos y analistas. Es que además el ´big data´ está sirviendo para que las autoridades policiales sean capaces de procesar y, esto es lo más sorprendente, predecir, el comportamiento delictivo por barrios, zonas, urbanizaciones o incluso manzanas de casas dentro de un barrio determinado.

El análisis de millones de datos a través de las fuentes electrónicas más variadas (las redes sociales e internet son las más sustanciales, pero los grandes patrones de llamadas telefónicas y mensajería electrónica no lo son menos), junto con la incorporación de datos estadísticos y demográficos, y todo ello gestionado por un algoritmo predictivo que los pone en relación, facilita que la policía pueda predecir con márgenes de probabilidad bastante altos dónde y cuándo se va a producir un determinado tipo de delito. Desde luego no estamos hablando de las impactantes imágenes de la escena de un precrimen que los ´precong´ de Minority Report previsualizaban antes de que se cometiera, pero las consecuencias prácticas son igual de relevantes: impedir que se cometan los crímenes prediciendo su probabilidad. La táctica más frecuente de prevención: cuando se detecta una alta probabilidad de que se cometa un crimen en una zona determinada en los próximos días, la policía hace más ostensible su presencia, e intenta establecer relaciones cordiales con los vecinos, para que esta presencia se multiplique y sea un elemento disuasorio. Desde luego, algo mucho más preferible que la patada en la puerta. Y desde luego, con muchos mejores resultados prácticos, eso sí, según los ´datos´ disponibles.