Casi 800.000 europeos han apoyado una campaña que reclama a la UE una directiva para que los supermercados no tiren comida en buen estado y que esos alimentos se puedan aprovechar para personas sin recursos, según una información de la Agencia Efe. Apoyo totalmente la iniciativa, pero me sorprende que exista la necesidad de acudir al Parlamento Europeo para acabar con el desperdicio de comida, cuando es bien sabido los miles de niños y personas que viven sin nada que echarse a la boca. En pleno siglo XXI, la malnutrición es un problema mundial que tenemos más cerca de lo que pensamos. Según un informe de Unicef, en España uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza o exclusión, lo que supone que las familias no pueden proporcionarles los alimentos necesarios. Al final, la solución pasa por el sentido común, la conciencia social y cambiar la manera de pensar. En Río de Janeiro, el mejor chef del mundo, el italiano Massimo Bottura, va a cocinar para los pobres y contra el desperdicio de comida. Para mí es un ejemplo más de que, entre todos, se puede frenar este problema. Yo pondría más neveras solidarias por todas las esquinas.