Jrge Luis Borges tuvo, como sabéis, su lado profeta. Puesto que todo él era literatura, no pudo desaprovechar el hecho de que se iba quedando ciego, y decidió transformarse en parte en un personaje, el del invidente clarividente. En su ´El libro de arena´ anticipa la internet. En su ´Tlön, Uqbar, Orbis Tertius´, que es el primer relato suyo que leí de adolescente (y me dejó ojiplático y borgesiano para siempre), el maestro argentino prefigura la realidad virtual: un personaje -como casi siempre, una proyección del propio Borges- asiste a la implantación gradual de un universo artificial, creado por una sociedad secreta de demiurgos, que va imponiendo sus bonitas leyes físicas y su flamante Historia a las terráqueas.

No podemos imaginar qué diría don Jorge Luis si supiera que ese mundo alternativo ha llegado por fin, pero no de la mano de una sociedad de filósofos anónimos, sino de Pokémon Go. Suponemos que alguna burrada en inglés antiguo antes de volverse a la tumba, porque el hombre no tenía ni smartphone ni hijos que le mostraran lo tremendamente divertido que es. ¿Le acabaría molando al final, a Borges el Pokémon Go? ¿Se haría con todos? ¿Los utilizaría en alguna cruzada en pos de infractores de copyright (¡María Kodama, yo te elijo!)? Uf, perdonadme. Sí, el verano, ya sabéis.

A lo que iba: que entre la canícula levantina, el sopor de los pactos de investidura y el murmullo anestesiante de los grillos, las chicharras y los debates de La Sexta, ya nuestro interés por la realidad era escaso cuando solo había una. Ahora que hay varias para repartir, esto ya parece ese grupo de whatsapp que tienes con tus cuñaos del que no te sales porque está feo, y que te aporta cien notificaciones al día, de las cuales 90 son imágenes que esconden al negro superdotado, y las otras diez, muñecos amarillos que lloran de la risa.

Voy a hacer un esfuerzo sobrehumano y voy a tratar de ejemplificar todo esto que estoy diciendo. La historia del robo del ordenador del fiscal anticorrupción de Murcia, sin ir más lejos. La indignación y preocupación que ha suscitado, parecida a cuando fuiste el otro día al súper y no quedaba ajonesa. La resignación sumaria con que la hemos encajado. Los chistes por Twitter, el cachondeo de El Mundo Today. Un poco lo de siempre. Y además coincide con la trama de corrupción del AVE. Pues válgame. Pa qué vamos a tomar pesambre. Irían dos zagalones por ahí enjugascaos cazando Pokémones de ésos con la fresca y se encalomarían sin querer a la casa del juez. Que es que había ahí un Charizard, sabe usté. Nivel 98. Y de esto que al echarle mano lo mismo engancharon la pokebola que lo mismo engancharon lo que usté ya sabe.

€ Es coña, ¿verdad?

€ Métase usted en su casa que ya no tengo más que decirle.

€ Pero vecino, buen rollo, ¿no?

€ Que le he dicho que se meta en su casa. Que voy a soltar a los Pikachus.