La letra de la canción de Aute, que tanto repitió Pedro Sánchez en su comparecencia después de la reunión institucional con Rajoy, no se la cantamos a Rajoy ni al propio Sánchez ni a Pablo Iglesias ni a Albert Rivera. La vamos a tararear todos los españoles estos días como emblema de lo que nos preocupa políticamente: a día de hoy nuestros líderes políticos nos parecen unos inútiles y fracasados; eso sí, solo a día de hoy.

Pedro Sánchez le cantó a Rajoy, 'a día de hoy', que desde el PSOE no le van a investir presidente ni en la primera ni en la segunda investidura. Pablo Iglesias le espetó que tendrá 137 escaños, pero ya no tiene la mayoría absoluta. Y se lo cantó más claro y más alto, a día de hoy y para siempre le dice que nanay de la China, que con Unidos Podemos no cuente. Y Albert Rivera, con la boquita pequeña, al día de hoy, le dice que no. Al día de mañana, así, así, y luego, ya veremos si se abstiene. La postura de C's es muy hipócrita: en segunda vuelta se va a abstener por el bien de España, a cambio de nada porque dice que entre lo malo y lo peor prefiere un Gobierno en minoría del PP. No serviría para nada esa supuesta abstención de C's, y nos parece una enorme gazmoñería. Como siempre, Albert Rivera da palos de ciego, ansioso por 'pillar' poder. «A día de hoy sólo quiero decir que no sé de dónde vengo ni a dónde voy...».

Claro, a día de hoy hay poco que hacer, y poco ha hecho Rajoy, pero nos amenaza con la sombra de unas terceras elecciones, y repite como en la canción de Aute: «A día de hoy podría decir que no hallé ningún faro en ningún puerto». El caso es que Mariano Rajoy ahora se empeña en investirse por encima de todo como futuro presidente de Gobierno («quiero mojarme, quiero tomar decisiones»). Para ello presenta un programa de cuatro folios y medio que habla de muchas ambigüedades, sin concretar nada: los valores constitucionalistas, la posición ante Europa, el techo de gasto, el pacto antiyihadista, los presupuestos? Eso dice el registrador de la propiedad ajena, ahora presidente en funciones, que esas son las ansias y necesidades de los españoles, y lo que votamos en segunda vuelta el 26J. De risa, Mariano, de risa, y de pena. Pero, ¿pretende Rajoy que le apoyen para ser presidente con abstenciones o con síes incondicionales a cambio de nada? ¿Qué rectificaciones de sus políticas de austeridad va a realizar? El presidente de la gaviota azul emula a Aute: «A día de hoy podría decir

que acabé de morirme en cada empeño».

Y con ese ánimo de tomar decisiones, afirma Rajoy que si no tiene suficientes apoyos antes de la segunda investidura (mayoría simple, 5 agosto) pues abriría un período de reflexión entre todos los partidos. Qué hacer ante este bloqueo que ellos mismos han perpetrado, fundamentalmente él. Qué salida le daremos a este lío, se pregunta. Se lo diremos. A día de hoy, una excelente solución sería que él diera paso a otro dirigente del PP que negocie más cesiones para gobernar. Otra, sería la gran coalición, cosa ya bastante improbable. Y antes que un fracaso colectivo con terceras elecciones, el recurso más creativo y factible es que dejen florecer la tan reclamada alternativa de un Gobierno de mayoría por el cambio, progresista y regeneracionista. Y el PP, a la oposición, claro.

¿Por qué serían catastróficas unas terceras elecciones y no lo sería que los populares siguieran gobernando España? ¿Y por qué es tan dramático que emerja la alternativa regeneracionista? La gobernabilidad de España, si fracasa Rajoy, es cosa de Pedro Sánchez y sus barones en primer lugar, porque son muchos millones de españoles, más de once, y muchos partidos, en contra de las políticas peperas desarrolladas en la última legislatura. Toca cambio y regeneración por el bien de España, dicho sea de paso.