El cuento de Pedro y el lobo bien podría ilustrar, aunque a la inversa, la historia del Mar Menor cuyo final, como la popular obra del genial García Márquez, también podría titularse ´Crónica de una muerte anunciada´, a tenor de los informes de las últimas semanas que hablan abiertamente de la laguna como una gran ´sopa verde´. Si bien aún prefiero dejar una pequeña ventana abierta a la esperanza de su recuperación, no por ello debemos olvidar cómo se ha llegado a esta situación. Y es que, como ocurría en el cuento, fueron muchos los que alertaron hasta la saciedad de la fragilidad de un ecosistema tan rico como el Mar Menor y del peligro que para este suponían los vertidos contaminantes y las obras en puertos y playas, pero nadie hizo caso. Ecologistas, investigadores, vecinos, lanzaban sus advertencias al aire sin ser escuchados, siendo tratados incluso de agoreros de catástrofes imaginarias. Pero ahora, tras décadas de castigo al Mar Menor, el lobo no sólo ha llegado sino que se ha comido a todas las ovejas. Y todos se afanan en intentar arreglar el desaguisado. Pero la naturaleza tiene sus tiempos y habrá que esperar para ver si aún no es tarde para el Mar Menor.