Todas las fuerzas políticas que optan a gobernar llevan en sus programas electorales propuestas para paliar con medidas coyunturales algunos de los efectos de la crisis sobre la población. Unos por cosmética pura y dura, otros por convicción, todos pretenden ser los guardianes del Estado Social y de Derecho. Pero ninguno de ellos ha sabido explicar de dónde piensa sacar los recursos necesarios para llevarlos adelante, más allá de los lugares comunes del abandono del despilfarro y la corrupción, el combate a la evasión fiscal o la elevación del IRPF aún más sobre la clase media y algún tímido aumento del Impuesto de Sociedades para grandes empresas.

Sin embargo, desde la candidatura que represento, Recortes Cero Grupo Verde, queremos poner la Redistribución de la Riqueza, así, con mayúsculas, en el centro del debate económico y político. En el debate económico porque sin una política decidida de redistribución estructural y profunda de la riqueza, del billón de euros que producimos cada año, no habrá un cambio real en la situación económica general ni en las causas de la desigualdad y la pobreza crecientes. Es decir, que al contrario de lo que se viene comentando en los debates económicos, la redistribución de la riqueza no puede depender del crecimiento económico. Es justo al revés; redistribuir para crecer.

Pero, a ver, redistribuir NO ES repartir. En Recortes Cero Grupo Verde decimos que no queremos repartirnos las migajas del saqueo, sino exigir que nos devuelvan lo que es nuestro e impedir que sigan llevándoselo crudo. Hablamos de pasar cuentas del saqueo a gran escala que bancos, multinacionales y monopolios, principalmente extranjeros, perpetran de manera intensiva e ilegítima sobre nuestra economía, parasitando las fuentes de riqueza y sumiéndonos en una dependencia casi colonial. Un proyecto de saqueo que viene del exterior y que se agudizó tras la gran estafa americana de los productos derivados que, rellenos de basura financiera, colapsaron la economía mundial.

Redistribuir la riqueza NO ES ejecutar un plan de emergencia social para que aquellos que peor lo están pasando puedan capear el temporal. Por muy justo, necesario y urgente que esto sea, que lo es, por mucho que contribuya a la actividad económica, que lo hace, no podemos considerarlo una alternativa, sino una patada hacia adelante que no ataca a las causas de esa desigualdad y pobreza. Nosotros proponemos elevar los salarios y las pensiones a un mínimo de mil euros al mes sobre dos pilares fundamentales: la limitación de salarios a 10.000 euros al mes y elevar el Impuesto de Sociedades sobre bancos y multinacionales a un 50%. Que la mitad de sus beneficios se reinviertan en la sociedad.

Redistribuir la riqueza NO ES negociar con Bruselas un menor ritmo de reducción del déficit, sino marcar NUESTRO ritmo de saneamiento macroeconómico. Mientras unos asumen el predominio de Berlín y, por tanto, renegociar las condiciones del saqueo, nosotros proponemos llevar un camino autónomo, creando una banca pública con las cajas y bancos rescatados con nuestro dinero y una moratoria en el pago de la deuda hasta que el paro baje del 10% y crezcamos por encima del 3% de forma sostenida. Esta moratoria estará en vigor, en cualquier caso, hasta que se elabore una auditoría pública, independiente, transparente y democrática de la evolución de la deuda en los últimos quince años y se determine qué parte de la misma es legítima y hay que pagarla. Pero también qué parte de esa deuda corresponde al rescate financiero y, por tanto, no es exigible su pago a la sociedad.

Creemos que el asunto de la deuda es el mayor factor de estrangulamiento de la economía española, y redistribuir la riqueza NO ES proponer al BCE que financie la reindustrialización del país. Eso sería como proponerle al león que se case con el cervatillo. La propuesta que necesita el país es dotarse de la capacidad de utilizar sus propios recursos en base a sus intereses, no en base a las recomendaciones u obligaciones de los contratos firmados con EE UU y la UE. Por eso, la candidatura a la que represento propone anular los acuerdos lesivos para nuestros intereses; partiendo, de manera realista, de que las intenciones manifiestas del Eurogrupo y la Comisión Europea son las de acelerar el saqueo sobre España, proponiendo una nueva oleada de recortes sociales para después de las elecciones.

Y es que se oculta de forma interesada, por parte de todos los candidatos con opciones de gobernar, que los recortes tienen beneficiarios muy concretos: los grandes bancos y monopolios nacionales y extranjeros. Ese es el blanco de la política de redistribución de la riqueza que nuestra candidatura quiere llevar adelante. Esa es la razón por la que pedimos el voto para los únicos que no ocultamos a los que de verdad gobiernan nuestro país. Porque sin saber a quién hay que pedirle que devuelva lo saqueado, no nos lo van a devolver. Porque sin soberanía para decidir de forma independiente, nuestros recursos seguirán siendo utilizados por los saqueadores de países. Porque sin redistribución real, no habrá cambio real.