Desde la perspectiva de la comunicación, esta campaña electoral se ha de considerar peculiar, pues no es fácil contrarrestar el desánimo de la ciudadanía ante la incapacidad de los políticos para formar Gobierno. Compensar el desencanto y la anómala situación que vive el país desde el 20D, requiere de muy buenas estrategias para reclamar el voto e incluso la intención de votar en sí misma.

En Podemos se ha entendido, no se les puede negar que en términos de marketing lleven la avanzadilla, hay que ser muy hábil en ese rápido salto de la plaza pública a la mezcla entre la casta. Una vez más rompen con lo acostumbrado e irrumpen en el escenario electoral de la actual campaña con un programa presentado en formato innovador, como si de un folleto Ikea se tratara. En eso se pintan solos, y tan leídos como sabiondos acaparan de entrada la atención, convirtiéndose en objeto de comentaristas tanto de análisis político como publicitario. Podrá gustar más o menos en cuanto al contenido, pero es obvio que el folleto invita a ser ojeado y llegado el día del gran debate poco costaba imaginar a un Pablo Iglesias sin corbata en el salón de una casa, como la gente sencilla tal cual aparece en ese folleto-programa, reclamando especialmente el voto no cautivo del PSOE y Ciudadanos.

En ese debate central, caracterizado por la falta de apasionamiento quizá porque segundas partes nunca fueron buenas, los candidatos parecían no poder o no querer salir del guión establecido. Y así, con la mente fríamente estructurada, intentaba cada uno de ellos conservar al menos al votante potencial. Sin salirse del papel, Albert Rivera se posicionaba al centro, tanto de izquierda como derecha, y Rajoy apelaba a su experiencia como madre de la ciencia haciendo honor al refrán, pero sin mucho esfuerzo en el intento. Y ahí que estaba Pedro Sánchez, queriendo reclamar a quienes se sienten socialistas de corazón, procurando retener al indeciso potencialmente del PSOE pero tentado a la huida por unos y otros.

Y si este debate fue, por llamarlo de alguna manera, insulso, el que inició la campaña recordaba aquella canción que decía eso de las niñas con las niñas y los niños con los niños; me pareció algo carente de principio razonable. ¿Querían disimular que entre los más importantes no va ninguna mujer? ¿Para cuándo una mujer será candidata a la presidencia del Gobierno?

En fin, la historia de la democracia sigue su curso y esperemos que después del 26J estos hombres tan listos sean capaces de formar Gobierno. Y voten, no dejen de hacerlo aunque haya que pensarlo mucho.