Y decían que se iban a archivar muchas causas penales porque a los fiscales y a los jueces no les iba a dar tiempo a revisarlas, antes de entrar en vigor este mismo mes la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para que las causas criminales no duren más de seis meses, salvo que se trate de algo grave o complejo. Pues los fiscales han revisado todas esas causas y no se han archivado así como así. Otra cosa es que se acaben o no las macrocausas, que no se esta consiguiendo. Si un procedimiento penal se prorroga y se prorroga su investigación mes tras mes, año tras año, nunca prescribirá pero tampoco se terminará. Y eso es una Justicia lenta, y ya se sabe que cuando sucede esto no es fácil confiar en ella.

La contrapartida es que en España la Justicia es muy segura. Es decir, que antes o después llega la señora con los ojos vendados y te sienta en el antiguo banquillo de acusados o te mete en la trena de forma preventiva o definitiva. Si no, que se lo pregunten al señor Conde, aquél a quien, según él, los jueces le habían tomado manía y estaban politizados por condenarle por estafa y falsedad. Y a la hora de pagar a sus víctimas, resulta que era insolvente, y mientras tanto jugaba al golf y paseaba en yate. Y lo que es aún peor, nos daba clases de moral y ética en la televisión. Pues también a él le llegó nuevamente la justicia.

A los Bárcenas y compañía igualmente les llegará del todo. Al cuñado del rey igualmente le tocará. Al honorable y a su clan asimismo responderán. A los que se saltan la ley y desobedecen al Tribunal Constitucional, malversando presuntamente caudales públicos y prevaricando, también rendirán cuentas. Por eso les digo que aquí paz y después gloria, aquí lentitud pero después inhabilitación para desempeñar un cargo público, multa y cárcel, en su caso. Lástima que no se responda con el patrimonio personal cuando negligentemente se gestionan mal los fondos de todos los ciudadanos. Pues si se actuó con dolo, ya nos metemos en prevaricaciones y cohechos, con sus variaciones administrativas, la primera, y pasivo el segundo. Pues a pesar de todo es mejor que te dejen metido en el corredor de la muerte no sé cuanto tiempo y después te saquen (si es que no te has muerto ya de una parada cardiorespiratoria o de un infarto cerebral) para hacer un nuevo juicio. Me quedo con nuestra lenta pero segura, garantista y humana Justicia española.

Pero conseguir que la Justicia no sea tan lenta no es función solo de los jueces y fiscales, sino también de los que colaboran con ella. E incluso de toda la sociedad, porque lo dice la Constitución: la Justicia nace del pueblo, y la forma de participar éste en administrar aquella, como se sabe, es el sistema de jurado, que en España es puro y duro. Espero que evolucione hacia un escabinado o jurado mixto, mitad profanos en Derecho y mitad doctos en el mismo y que parlamentariamente se revisen los delitos que actualmente le están asignados para su veredicto, pues alguno de ellos son demasiados técnicos.

Claro que lo importante es que quien juzgue esté en plenitud de sus facultades mentales, sea lógico, racional, tenga sentido común y esté en este mundo. Por eso prometo alguna vez abordar un tema sobre el que últimamente se está escribiendo mucho: la Justicia y la salud mental de los jueces.