¡Qué precioso es emocionarse con tantas cosas pequeñas y cotidianas! Con una amistad, con la contemplación de un paisaje, con el canto de un pájaro, con un gesto de solidaridad, con una reivindicación, con la parada de un desahucio, con el nacimiento de un hijo, con los pequeños logros de los demás, compartiendo la vida, el enamorarse, un paseo, cogerse de las manos, leer un libro, ver una película, escuchando música€Nos podemos emocionar cuando observamos la gratitud, la ternura, la bondad, el perdón, la reconciliación, la libertad, la justicia, la fraternidad€ Nos emocionan nuestra esperanzas, nuestros trabajos, un hombro para apoyarse, una sonrisa, un mirada llena de amor y comprensión; en definitiva, nos emociona los gestos, pequeños o grandes, que nos conmueven.