Hemos tenido tres debates a cuatro y nuestros políticos peleándose, cómo no. Por autonominarse los ganadores de los mismos, y ya ven, ninguno se ha dado cuenta de que han perdido todos.

Sí, han perdido todos porque ninguno ha conseguido ganarse a ningún votante extra ni quitarle tan siquiera un voto a sus contrincantes.

Primero fueron las féminas con un debate muy interesante y lleno de expectación, en donde destacó la pupila de Albert Rivera€ Qué menudo carrerón político le espera... lo digo sin coñas, ¿eh? Fue esta joven política la que supo estar más equilibrada, porque entre el careto de la de Podemos, la exjueza resucitada por el PSOE que parece anclada en otro tiempo con aroma de naftalina y los pinitos que tuvo que hacer la del PP para intentar mantener el tipo, poco esfuerzo hacía falta para brillar entre todas.

Al final, lo que nos quedó a los españoles de forma clara es que era una pena que los partidos de centroderecha, PP y Ciudadanos, pero especialmente el PP, no le estén sacando mas provecho a sus jóvenes y competentes líderes femeninas.

El segundo debate fue el de los economistas. Hay que reconocer que el del PP y el de Ciudadanos fueron los mejores desde el principio hasta el final. Ambos son dos estrategas muy competentes y preparados y lo demostraron sobradamente. Lo que mas sorprendió fue que el PSOE mandase a un lacónico economista que no supo transmitir nada, dando la impresión de que estaba fuera de honda, teniendo a mi Pedro Saura, un monstruo tertuliano-televisivo, al que se le entiende muy bien su jerga mitineara y le llega a la gente. ¡Oye! que sí, que mi Pedro Saura cuando se pone€ menudo es él, pero ná, me lo dejaron en el banquillo ¡pues peor para ellos! que el que fue, pá cagal-la, mejor hubiese sido mandar a Tovar. ¿Cómo? ¿Qué sabe mi Rafa de economía? Ufff, mira, que conteste otro, que yo de la risa no puedo.

Bueno, y lo del representante de Unidos-Podemos es de nota. Allí fue Garzón, un joven al que parece que lo han traído del pasado y no conoce el mundo en el que vive y sus realidades. Si a este hombre se le pudiese meter por una de las puertas del Ministerio del Tiempo y llevarlo a los albores del siglo XX, sería un crack. ¡Pá ministro de Economía está el hombre!... ¡ay! lo que nos puede venir. No quieran las meigas.

Hay que reconocerle al antipático ministro pepero, el De Guindos, que demostró saber lo que decía y estaba haciendo. Una pena que tenga el jefe que tiene.

Y el tercer encuentro entre cuatro es el que han protagonizado los candidatos number one. Es el que más expectación ha tenido, a pesar de saber todo el mundo a priori lo que iban a decir, pero también es el que más decepción ha transmitido. Si hubiese que calificarlo habría que decir que ha sido un fracaso colectivo de los cuatro líderes que aspiran a gobernar el país los próximos cuatro años, pues buscando ganar votos lo único que pueden haber conseguido es perderlos o aumentar la abstención.

Antes de ponerlos a parir, quiero decir que el único de ellos que fue genuino, natural y que no engañó ni defraudó a los espectadores fue mi Pablico Iglesias, que a pesar de que se le notaba que no estaba a tope de salud, se esforzó por estar a la altura que su público esperaba de él. Y ahora a criticar.

Rajoy estuvo bien, el hombre bastante tuvo con esquivar todos los ataques de los otros tres que se cebaron en él. Si en su etapa como presidente se hubiese comportado como dice que ahora lo va a hacer, sería creíble y hasta bonito todo lo que nos dijo. Pero, claro, cuando los murcianos recordamos lo que nos ha hecho con los cargos públicos que hemos tenido y tenemos por aquí, pues€ eso, que la credibilidad se le cae por los suelos. A pesar de todo, es lo peor que nos puede pasar.

Pedro Sánchez estuvo moderado, se notó que le habían leído la cartilla para que no se le fuera el frasco y empezara a gritar e insultar. Lo que ofreció a los votantes fue más de la retórica cansina con la que nos viene castigando día tras día€ Mucho derogar esto y aquello, pero a la hora de explicar lo que hará después de derogar, le salía el conjunto vacío. Sus mensajes estuvieron llenos de un contenido tan demagógico que pretendiendo actuar como líder, actuó como perdedor€ tal cual parece que terminará. Aunque le tiró flechas a mi Pablico, éstas no llevaban ni punta ni veneno, equivocándose una y otra vez en atacar innecesariamente a un Rajoy que no necesita ser atacado pues ya se destruye a sí mismo él solito.

Albert Rivera estuvo bien, fue el mejor y mas creíble candidato, por su coherencia y por su practicidad. No sabemos si lo hará bien o no, pero de momento es el candidato que mejor situado está para equilibrar las balanzas de los extremos, que es lo mas peligroso que nos puede venir.

Quizás es el ganador de los cuatro si se mira el debate desde un punto de vista neutral, pero ná de ná, ni Albert ni los otros consiguieron ganarse un voto más de los que ya tenían antes del debate.

Mi Pablico estuvo algo flojo pero en su línea. Jugó a presidente avisándole al líder del PSOE de que su enemigo no era él, sino Rajoy, que lo dejara tranquilo y no le atacara más, algo así como un estate quieto y deja que te la€ que te de un sorpasso, que mejor te irá de vicepresidente que de ná de ná en tu partido. No se dejó arrastrar por las provocaciones del PSOE y aguantó con buen talante las continuas críticas de unos y otros, especialmente las de Albert Rivera.

Lo que va a hacer Iglesias si llega a presidente lo dijo sin pelos en la lengua, desde cargarse la economía hasta darle la independencia a Cataluña, ¡con dos cojones y una coleta! ¡Chsss! ¡oye! y el que le quiera votar que le vote y el que no que no lo haga. A un servidor, estos políticos le encantan€ sin puertas giratorias, sin trastiendas ni dobleces como tienen otros. Quiere ser presidente y lo dice y se moja, como cuando le dijo, hablando de los pactos, a Pedro Sánchez: «Si sacas más votos que yo, te apoyaré como presidente, pero si yo saco más que tú, ¿me apoyarás tú a mí? El socialista ni le contestó, pero tranqui, Pablico, lo hará dentro de poco.

Queridos lectores, como les he dicho muchas veces: piensen bien a quienes votan, que engañaos no van.