El calendario escolar ha vuelto a la actualidad. La iniciativa del Gobierno cántabro de fijar una semana de descanso cada dos meses de clase ha provocado un amplio debate. ¿Qué hacemos con los niños? Es una de las primeras preguntas que surgen, porque no todo el mundo puede echar mano de familiares para que se ocupen de ellos, se argumenta... Ese es, en mi opinión el primer gran error. La escuela no es, no debe ser, un aparcaniños. Es un centro de enseñanza en el cual debe primar un calendario en el que se respeten los tiempos y ritmos de aprendizaje de los escolares. En Murcia no se elabora un calendario escolar, sino un calendario festero en el que se disponen las vacaciones de los estudiantes en virtud de, por un lado, las fiestas religiosas, y por otro las paganas. Está más que demostrado que es antipedagógico interrumplir, durante el curso, el ciclo de estudio más de diez días. Y no me vengan con que aquí hace calor. ¿Tan difícil sería acondicionar las aulas? No, pero hace falta dinero y no están dispuestos a invertir ni un euro.