Creo recordar que, a mediados de los años 70 del siglo pasado Santiago Carrillo escribió Eurocomunismo y Estado. Este ensayo político supuso un fuerte impacto en su momento, tanto a nivel nacional como internacional. En él nos venía a decir que una opción comunista era posible en Europa; que esa opción tenía que ser democrática; insertada en las instituciones, tanto de los respectivos países como del entonces llamado Mercado Común Europeo, y que por lo tanto estaba distanciada de cualquier influencia de la Unión Soviética.

Esta presentación del Eurocomunismo tuvo su mayor impacto mediático con la convocatoria de una rueda de prensa en España con sus más genuinos representantes: George Marchais, Enrico Berlinguer y el propio Santiago Carrillo.

Los propósitos de los comunistas de entonces no se limitaron a estas declaraciones de principios, incrementaron su participación en el movimiento antifranquista con la constitución de la Junta Democrática, contribuyeron de formada determinante a la implantación del sindicato CC OO, establecieron contactos con elementos del Régimen Franquista favorables al establecimiento de bases democráticas para acabar con el franquismo€ En definitiva, el papel de los comunistas fue determinante para la instauración en España de un sistema democrático. Pero durante estos años siempre fueron acusados de extremismo e influencias externas, lo que les llevó a estar constantemente justificando su independencia y manteniendo una actitud seria y responsable. En Eurocomunismo y Estado, Carrillo dejaba claro cuáles eran sus propósitos y con qué aliados contaba, condenando siempre todos los desaguisados de los regímenes comunistas.

En 2016 pasa algo parecido con Podemos. Este grupo, además de populismo, también es acusado de perniciosas influencias externas. Por lo tanto, sería bueno que Podemos dejase claras cuáles son sus pretensiones y con qué aliados cuenta, ya que sus programas políticos sufren constantes cambios; sus estrategias están sometidas a continuos vaivenes y sus alianzas externas no quedan muy transparentes.

No estaría de más que Pablo Iglesias escribiese un libro, al que me permito sugerirle el título de Europodemismo y Estado. En él nos podría sacar de dudas explicando su independencia con el Régimen Bolivariano y aprovechar para condenar las medidas tomadas en Venezuela contra la oposición democrática que han supuesto cárcel para todos aquellos que no están de acuerdo con un sistema político que ha llevado al país a la ruina. Es verdad que Pablo Iglesias, de forma tímida y discreta, ha llegado a declarar que no le gusta que encarcelen a la oposición en ningún país del mundo. Me parece muy discreto e insuficiente. ¿Tan difícil es condenar el chavismo y todas las desgracias que ha acarreado al pueblo de Venezuela, tan difícil es decir que lo que ha hecho Maduro con la oposición política es antidemocrático y dictatorial?

De no hacer algo en este sentido, muchos ciudadanos de izquierdas, entre quienes me incluyo, seguiremos pensando que Podemos tiene mucho que ocultar o lo que es peor, están de acuerdo con las políticas chavistas.

Al igual que en el texto de Carrillo, el término ´euro´ viene muy a cuento, pues en sentido positivo creo que Podemos también debería dejar clara su posición en relación con las instituciones europeas de las que forma parte; está o no a favor de la Unión Europea y de lo que supone como superación de los nacionalismos decimonónicos que nos llevaron a dos guerras mundiales.

En conclusión, es bueno que los partidos fijen nítidamente sus planteamientos ante lo que pasa en España y en el mundo y que, al igual que hizo Santiago Carrillo, los compendien y los presenten claramente. Vivimos en un mundo globalizado en el que todo lo que sucede nos influye y nos interesa.