Cáritas nos descubre la realidad de este gran país: el 15% de los trabajadores son pobres. Casi nada. Tener un trabajo y no ser capaz de hacer algo con ese dinero que ganas, con el que no llegas a fin de mes, con el que no puedes pagar las facturas y la bolsa de compra porque tienes que elegir. Este es el país que hemos construido entre todos, en el que muchos empresarios y políticos aún tienen la desfachatez de decirnos que, encima, hay que dar gracias por estar cotizando. Se nota que quienes lo dicen tienen las espaldas bien cubiertas y sin verse en la tesitura de sentirse avergonzados cuando cobran sus nóminas. Por no hablar de los discursos moralistas bajo la sombra de sus corruptelas. Y a este escalofriante porcentaje hay que sumar todas aquellas personas que no tienen un empleo, los que salen de las frías estadísticas porque ya ni se apuntan al paro y los que deciden irse de esta España tan desagradecida. Esta realidad, el país que estamos construyendo y el que hace que muchos -de los pocos- que quieran ir a votar lo hagan pensando en que si van a seguir siendo pobres, pues que lo sean también los que están mandando. Caiga quien caiga y de la forma que sea.