Estuve el pasado fin de semana, una vez más, de visita en Granada, una ciudad eterna que no necesita de millonarias campañas turísticas para estar repleta de gente, porque lo tiene todo y lo da todo. Realicé una visita nocturna a los palacios nazaríes de la Alhambra. La atmósfera del edificio te embruja y te transporta en el tiempo para hacerte sentir protagonista de alguna leyenda medieval. Bueno, quizás eso solo me pase a mí, que nací en el Valle de Ricote y tengo las venas inundadas por la sangre morisca. En cualquier caso, la visita es una delicia, la recomiendo. Granada también se ha convertido en la Meca de las despedidas de solter@, lo cual ya me agrada menos. Parecen, a mi juicio, una competición por ver quién hace más el ridículo, solo comparable al carrusel de absurdeces que los políticos van a llevar a cabo en las próximas semanas con motivo de las nuevas elecciones. Los veremos cantar, bailar, correr, saltar, poner posturitas en las fotos, mostrarse como tíos ´superguays´... Como si eso importara algo para su posterior actividad política. El 26J será para el que durante la campaña muestre mayor sentido del ridículo. Avisados quedáis.