Un día soñé que me levantaba, salía a la calle y estaba en el mundo de las palabras. Me encontré a la palabra solidaridad, que dijo quera ayudar a alguien que lo necesitaba; me encontré a la palabra ternura, que me dijo que era dar el cariño inmenso para poder vivir con alegría; me encontré a la palabra fraternidad, que me dijo que todos somos amigos, hermanos y que formamos una familia: me encontré a la palabra amor, que me dijo que era dar sin esperar nada a cambio, querer y perdonar a la misma vez; me encontré a la palabra libertad, que me dijo que era hacer lo que nuestro corazón deseara, pero sin hacer daño y que terminaba cuando empezaba la libertad del otro. ¡Ojalá estas palabras que hemos soñado se conviertan en vida!