Cuando me preguntan por las claves y técnicas necesarias a la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo, siempre respondo lo mismo: sé tú mismo, sin embargo, dale algo diferente.

Es demasiado corta para ponernos a inventar o a hacer piruetas. Siempre he afirmado que la entrevista es algo injusto, ya que no aporta realmente todo lo que una persona puede ser capaz de dar en una empresa; aunque es lo que hay y, por supuesto, es el primer paso (por el que muchos tienen que pasar) para acceder a un puesto de trabajo.

Cuando no eres el elegido, tu autoestima o confianza se vienen abajo; cuando pones altas expectativas o ilusiones en ese puesto de trabajo que tanto te interesa, es normal que te sientas infravalorado porque pensabas que podría ser tuyo.

Existen multitud de circunstancias que pueden ser las detonantes para que seas el elegido o no; pequeños detalles que vuelcan la balanza hacia un lado o hacia otro. Imagina un proceso de selección de 100 personas; currículums actualizados, buena formación, experiencias y aptitudes necesarias para hacerse con el puesto; sin embargo, hay 99 personas que no son elegidas. ¿Son peores que el candidato que ocupa el puesto?

No existe la fórmula perfecta para encarar una entrevista de trabajo con éxito. Está claro que existen normas establecidas que todos conocemos a la hora de ponernos en manos del entrevistador. Entonces€ ¿qué hacer?

Pregúntate por qué compras un teléfono móvil distinto a todos los demás si te van a dar similares prestaciones; por qué eliges una camisa distinta a las demás si al fin y al cabo la utilizas para ir vestido, por qué eliges unas zapatillas en vez de otras que cuestan lo mismo€ Por lo que te ofrece, porque te llamó la atención, porque entra dentro de tus posibilidades, porque es idóneo para ti, porque es original, porque es diferente a los demás€

«Da algo distinto, algo nuevo, sé original, creativo, sin embargo€ sé tú mismo».