Parece ser, o eso se rumorea al menos, que se está gestando un partido de corte regionalista en Murcia. No sería el primer intento, si bien es posible que, desde las actuales circunstancias, esta vez el intento cuajara. Yo no me considero partidario de las formaciones políticas que pueden devenir en nacionalismos corraleros que terminan mirándose su propio ombligo. Nunca me han gustado. Sin embargo, reconozco su relativa utilidad. Desgraciadamente, esta región nuestra ha padecido el resultado de los regionalismos ajenos y su influencia desde el centralismo en sus propias carnes, fuesen las siglas que fuesen las que estuviesen en Madrid, sin distinción alguna. Todas han maltratado desde el gobierno a sus pupilos murcianos por igual, en beneficio de otras fuerzas regionalistas foráneas. Es triste reconocer su necesidad por las regalías que obtienen de los partidos que castigan a sus propios, pero así son las cosas en la política española.

Murcia no es una región de fuerte sentimiento regionalista. Lo prueba el hecho simple y simplón de que toda una región confunde su personalidad con la de su capital, cuando la realidad es que un murciano es mucho más que un huertano. Algo más variado y múltiple. Sí? lo sé, esto puede parecer una simplicidad, pero lo simple siempre demuestra lo complejo. El que ahora pueda tener cierto sentido el que la maceta del regionalismo político no se seque, se debe quizá a los dudosos tiempos de indefinición territorial que vivimos.

El abanico parlamentario que parece dibujarse facilita otras visiones distintas, otras concepciones diferentes. Si persiste el actual modelo, un partido de sentimiento regional no desdice del resto, visto lo visto. Otra cosa es si se avanza en el modelo confederal de Estado. Si Murcia termina por ser una pequeña nación federada es un tanto absurdo que tenga a su vez un partido de corte ombliguero, salvo que el federalismo sea histórico y constitucional (muchísimo más real que el político) y solo lo conformen los siete reinos institucionales de nuestro escudo nacional, que son los que formaron la unidad de España, en cuyo caso Murcia sería una región del histórico reino de Aragón, y entonces, sí que necesitaríamos un cantonalismo trompetero que anunciase que somos herederos políticos de Antonete Gálvez?

Por cierto, que si así se llevara a cabo, podríamos ser, como Gran Bretaña, otro Reino Unido II europeo... Mola? En Eurovisión tendrían que distinguir entre Royaume Uní Brithis y Royaume Uní Spanish ? thri point. ¡Qué ilu, MariPilu..! Y es que, bromas aparte, el estado federal que propugna el PSOE como solución al problema territorial que tiene nuestro país no es, en absoluto, una mala idea. Más bien lo contrario, se darían las máximas competencias a todos por igual, sin agravios comparativos de comunidades históricas, puesto que todas serían históricas. Sin discriminaciones de tipo histórico. Café para todos. El problema, si acaso, estaría en que 17 estados de entidad artificial y artificiosa sería un auténtico disparate, una verdadera asnada. Como lo es ahora. Lo lógico, lo de sentido común, lo razonable, es que sean los históricamente auténticos.

Entonces sobrarían 10 comunidades, entre ellas la propia Catalunya, que volvería a la corona de Aragón, que es la verdadera historia. Pero como son como son, yo propongo que se le cambie el nombre por Catalagón, y que conserven cuanta estelada, barrada, burrada o burretina? perdón, barretina y butifarra quieran, y que se hermanen la Montse y la Pili, pues, a la postre, Virgen, como madre, ná más que hay una? Y entonces, sí, desde estas tierras mursiyanas arrebatadas a la corona mora de Graná, como el que tenía un tío allá, quizá que un PRM tenga algún sentido y pueda servir de algo, como partido charnego reivindicativo? O si las cosas siguen como están, que nos tratan como al tontolpueblo, pues también, pero, de momento, yo creo que lo prudente es esperar a ver cómo leches se va a organizar el circo. Si a todos los animales nos dan agua, pos fale, pero si nos burrean, como ahora y siempre, pues en vez de maullar como gatos habrá que rugir como leones?. Vamos, digo yo.