El otro día leía en un periódico nacional un titular que me dejó impactado: «Sánchez e Iglesias se reunirán porque consideran 'urgente' formar Gobierno», o algo así. Véase con detalle el entrecomillado interno de la cita, como acentuando la gravedad del asunto, como marcando el fin de las vaguedades, como el «esto se acabó y aquí ya no se pasa ni una más», de Rajoy sobre la corrupción. Vamos, que ahora sí que sí, que se han acabado las lapidaciones mediáticas a los adversarios de distinto signo, que ahora toca trabajar juntos por España -o lo que queda de este país...- y resolver cuanto antes un sinsentido que se está dilatando más en el tiempo que el estreno de la sexta temporada de Juego de Tronos. Huelga subrayar la ironía de mi comentario... Aunque, a decir verdad, yo como que ya me he acostumbrado a vivir sin presidente en la Moncloa, ¿no?. El desgobierno se me antoja extrañamente familiar y, como decía Santiago Auserón, «en el caos no hay error». Recuerden, recuerden el 20 de diciembre. Tres meses ya, que se dice pronto.