Hasta ahora he creído que el Servicio Murciano de Salud tiene guardados los historiales médicos de los murcianos bajo siete llaves y que mantiene a salvo nuestra intimidad, pero ya no estoy tan segura. He descubierto que cada vez que el médico de cabecera hace un volante para un especialista aparece en el papel una casilla con el listado de todas las enfermedades que hemos padecido y cualquier estropicio que hayamos sufrido en nuestro cuerpo. Si vas al oculista, pongamos por caso, la hoja que tienes que ir enseñando en los mostradores donde te dan la cita o en cualquier otro sitio por el que tengas que pasar va delatando tus gripes, tus huesos rotos y toda la retahíla de averías sufridas durante décadas, sin la más mínima concesión a la intimidad. No sé si se trata de una norma de todas las comunidades o si es una ocurrencia de algún espabilado del SMS, pero a mí me parece inconstitucional. Entendería que alguien vaya al especialista con su lista de dolencias crónicas a cuestas si es diabético, hipertenso o sigue algún tratamiento que sea relevante, pero tenemos derecho a mantener nuestro pasado en la intimidad.