Son cada vez más comunes las noticias sobre distintos tipo de maltrato animal. Perros apaleados, abandono de mascotas, desatención en instalaciones infectas? ¿Esto ocurre porque hay cada vez más casos o porque hay mayor sensibilidad sobre el tema y por ello mismo es más noticiable? Espero que sea la segunda cosa, aunque en verdad no tengo datos para afirmarlo.

El caso es que algunas de estas informaciones ponen los pelos de punta. Los casos más noticiables se suelen referir a cosas como el Toro de la Vega y alguna que otra vomitona por el estilo que aún se mantiene entre las más acendradas 'tradiciones' españolas. Pero en el día a día, en la cotidianeidad del trato entre nosotros y los animales que nos rodean, también parece haber un verdadero submundo de gente, un inframundo muy nutrido de personas sin alma, que consideran normal tratar a los animales como objetos con los que todo se permite.

Por ejemplo, un caso muy paradigmático de este mundo lo tenemos en el abandono de mascotas, incrementado cuando se acerca el periodo vacacional. La irresponsabilidad, la insensibilidad, la falta de empatía con el otro, aunque como en este caso el otro sea un no humano, la frivolidad, la falta de asunción de las propias obligaciones, están detrás de esa inveterada y maldita costumbre de arrojar a tu perro a la calle. El resultado lo tenemos a la vista. Decenas de perros desorientados en las lindes de las carreteras, en los bordes de los pueblos, en las calles, en los caminos de huerta y en los bordes serranos. Buscando comida, nerviosos, sufrientes, sanitariamente en decadencia, con el presente y el futuro completamente hipotecado.

Quizás esas mismas mascotas hace poco hicieran las delicias de los niños de la familia. Poco importa. Nuestra capacidad para ese tipo de agradecimiento parece ser tendente a nula. Pero, un momento, ¿estoy generalizando? ¿estoy otorgando a la condición humana el carácter cruel común a los que abandonas sus mascotas? Pues parece que sí, y no es justo. Yo no abandonaría mis mascotas por la llegada del verano, ni por cualquier otra cosa, y estoy seguro de que la inmensa mayoría de quienes esto están leyendo tampoco. Entonces ¿a santo de qué este tópico que estoy usando de que es la condición humana la que refleja la práctica del abandono etcétera? En absoluto. Rebobino, reseteo y me desdigo de lo anteriormente dicho. Son personas concretas las que cometen este desatino, personas una a una, más de las razonables pero concretas y específicas. Son mala gente, por tanto. Identificable y (ojalá) identificada. Son individuos sin escrúpulos (esto es otro tópico, pero en este caso absolutamente cierto), son gente indigna, un ejemplo nefasto, personal e intransferible, de la irresponsabilidad, la insensibilidad, la falta de empatía, la frivolidad y la falta de asunción de las propias obligaciones.

Nunca serán suficientes las campañas y las informaciones sobre el maltrato animal. Pero en tanto surten mejor resultado, sugiero mano dura y sanciones.