Tenemos un país maravilloso: paisajes variados, extraordinaria gastronomía en cada lugar que visitamos, clima agradable y miles de historias para contar en cada rincón de nuestra vieja piel de toro. Si, lo tenemos todo, incluido un paisanaje que para qué contar. Porque sí, vivimos un en país en el que el presidente del mismo se ha pasado toda una legislatura hablándonos, solemnemente, de 'sentido común' como lo máximo puede aportar al análisis político para, a la hora de la verdad, no ser capaz de aplicarlo, haciendo un ejercicio de escapismo y dejando al rey con un palmo de narices ante su propuesta de formar Gobierno.

Vivimos en un país, España, donde la 'gran esperanza blanca' de la política española, para muchos, hace más y más ostentación de su altanería y prepotencia y se permite, sin tener el encargo de formar Gobierno, citar al que sí lo tiene, para despachar con éste sobre su propuesta de gobernación. Un Gobierno en el que tendría más competencias ese mirlo blanco de la política, desde su puesto de vicepresidente, que el mismo presidente que se supone sería, nominalmente. Por cierto que, este buen señor que aspira a mandar más que el resto de los mortales, aparecía ante los medios de comunicación luciendo corbata, y es que el olor a poder imprime carácter.

Vivimos en una Región, sin ir más lejos aquí en Murcia, donde se puede dar el caso de que un expresidente de Gobierno autonómico, que ha vivido de la pertenencia a un partido toda su vida, y es larga, se permita aparecer, ahora, ante los medios de comunicación, como un arcángel limpio de algún tipo de contaminación humana, vertiendo criticas ácidas a la formación que le ha permitido ser, desde padre de la patria a máximo rector de las cosas de esta Región, pasando por otras menudencias, sin que osara decir esta boca es mía mientras duró el festival de puestos a ocupar. Que hay que ser muy osado para olvidar así, de repente, su largo pasado en su formación política, y aparecer tonteando con su incorporación a la política activa filtrando que quizás termine en una supuesta formación que, dicen, aglutinará a los cabreados de distintas formaciones políticas: en estos casos, ya se sabe, la ideología ocupa un papel secundario.

Vivimos en un lugar, sin ir más lejos aquí en esta Región, en la que otro expresidente comparece en la comisión de investigación de la Asamblea Regional y se permite regañar a los diputados que, en el uso de su responsabilidad, osan preguntarle. Incluso les llama la atención por lo que considera falta de pericia política de los que le interpelan, lejos de respetar el papel de cada uno. Porque sí, el tiene mucha más habilidad para escaparse de las preguntas que los recién llegados a la casa de todos para hacerlas, pero no tiene más mérito que el haberse pasado toda la vida viviendo de ese ejercicio: si no supiera hacer un trabajo largamente desempeñado sería el colmo. Y sí, vivimos aquí, en Murcia, donde al parecer, y esto viene de lejos, el Ayuntamiento carece de mecanismos de control para vigilar el cumplimiento de las concesiones administrativas porque, si existieran, no pasaría lo de los párkings públicos volvemos a Santa Isabel y la Glorieta, donde no se cumple el pliego de condiciones de la concesión de explotación y es que, en dicha concesión se contempla, en el punto 20 apartado a, la obligación que tiene el concesionario de «mantener vigilancia permanente durante las 24 horas del día». ¿ De verdad se considera vigilancia el que los usuarios, da igual de noche o de día, en caso de necesidad, o sea, mucha veces, deban esperar casi una hora hasta que el único operario que atiende los dos párkings se desplace de uno a otro, mientras se espera, bebé incluido, poder sacar el coche? No lo creo. Como no lo cree la madre del bebé que lloraba desesperadamente.

Vivimos en un país en el que es posible conocer que en la ficha policiaca de un presidiario, Carlos Fabra, puede no aparecer, como es preceptivo en todas las cárceles, con todos los presos, su fotografía, y en el lugar que debería ocupar encontrarnos con que se refleja el suelo en el que debió situarse para ser fotografiado. Y es que, al parecer, el influyente inquilino de la cárcel de Aranjuez, lugar en el que se hospeda, no quiere ser fotografiado sin gafas oscurasningún preso puede aparecer en sus fichas carcelarias con este aditamento, porque no quiere que aparezca una cicatriz que tiene en uno de sus ojos por un accidente sufrido hace años.