Dos imágenes se contraponían el miércoles con motivo de las comparecencias en la comisión de investigación sobre la desaladora de Escombreras en la Asamblea Regional. De una parte, el expresidente de la Comunidad Ramón Luis Valcárcel entraba a la cámara acompañado por cuatro diputados regionales del PP. De la otra, el expresidente de la Comunidad Alberto Garre accedía a las instalaciones acompañado sólo por Enrique Arnaldos, jefe de gabinete de la presidenta de la Asamblea Regional. Dos instantáneas que muestran con claridad los enfrentamientos que ha habido en el seno del Partido Popular. La paradoja es que quien trató de impulsar la transparencia en la acción de gobierno y establecer un código ético en los comportamientos de la administración regional sea el que aparezca en la soledad más absoluta, casi repudiado por su partido. Son dos imágenes que reflejan la preponderancia del poder encumbrado en el oscurantismo de la gestión sobre los intentos de claridad en la gestión de la actividad pública. Todo un síntoma de que hay algo que no funciona.