Me estoy tomando un vino tinto mientras por el arco de la venta un impagable sol de diciembre nos ayuda a ahorrar en calefacción a los habitantes del Campo de Cartagena. No es solo por celebrar que se avecinan tiempos del triunfo de la palabra, de compartir y de encuentro (ya se sabe: la Navidad y el ocaso de los absolutismos), sino porque he hecho caso a Carmen Inglés, de Bodegas Serrano y líder de las mujeres de la zona rural de la Comarca, que me ha dicho que si voy a escribir de vino me documente bien. Así que me he abierto una botella de ´Darimus´, un tinto con 12 meses en barrica, de las variedades Cabernet Sauvignon y Syrah y lo estoy saboreando en una copa ancha de Cristal de Santa Lucía, grabada con mi nombre hace 25 años (que me recuerda que en los próximos días algo debería conmemorar con la propietaria de la otra copa grabada con su nombre). Me podéis llamar sibarita, pero he leído que el vino, en cantidades moderadas, produce la expresión sincera de sentimientos, así que en ello estoy.

Desde, al menos, la época de los romanos, en el Campo de Cartagena se cultiva la vid y se hace fermentar el mosto hasta conseguir la bebida preferida de Baco y de todos los mortales. El privilegiado clima y las fértiles tierras hacen que la producción sea rica en azúcares y que la cosecha sea temprana. Cuando la fermentación se hacía a ´lo que dios quiera´, estos vinos eran dorados y turbios como la miel y con tantos grados como la calor. Cada casa de campo tenía su viña y su bodega, para el consumo familiar y para el pequeño comercio de la zona. Recuerdo a mi padre yendo en su moto a comprar una garrafa de vino a la Finca de la Cabaña, a la Finca de Paño Fino o a la bodega de Miranda. En todos los pueblos había bodegas y, mucho antes de la concentración parcelaria del trasvase, donde ahora sólo hay monocultivos de grandes extensiones de lechugas, antes no faltaban las viñas por doquier y prosperaron grandes bodegas como la de La Arboleda en Pozo Estrecho, la de la Finca el Pino en Los Urrutias o la de Ponciano Maestre en Torre Eloísa.

Este tinto que me estoy tomando está realmente bueno, y no tiene nada que envidiarle al blanco semiseco que, en botella azul, suelo poner en las inauguraciones de mis exposiciones. Su autor, Manuel Martínez Meroño, formado como ingeniero de minas, se encarga, desde 1981, de la finca familiar, siguiendo la tradición vinícola que inició su bisabuelo y que le legó su padre Juan, que aún hoy le ayuda junto a su madre, su mujer y su hija. Manolo investigó, experimentó y aprendió nuevos procesos de las mejores bodegas y enólogos, de tal manera que hoy día Bodegas Serrano, en Pozo Estrecho, es un referente a nivel regional y nacional, presente en los mejores restaurantes, ferias, tiendas especializadas y mesas con mejor gusto. Su labor ha sido premiada en varias ocasiones: Fue Arado de Oro del Campo de Cartagena y Premio a la Innovación de la COEC en 2006, merecido por toda su trayectoria y por obtener el primer semidulce de toda la Región. La bodega es muy visitada: desde un club de moteros hasta por las excursiones de los cruceristas que atracan en Cartagena.

Las cosas buenas son escasas y las 14 hectáreas de viñedo propio de esta bodega producen solo unas 60.000 botellas, una producción valiosa por su calidad más que por su cantidad y rica por las variedades de uvas y los distintos vinos: blancos y tintos, secos, semi secos, dulces, con y sin barrica. Gracias a ello se mantiene la denominación de Vinos de la Tierra, con certificado de ´Vino Varietal´ emitido por Sigma. Desde aquellas primeras variedades de uva meseguera y monastrel que se comercializaban a granel, Manolo ´el Serrano´ ha mejorado procesos e introducido variedades diversas, desde el tempranillo a otros como el syrah, chardonnay, moscatel, merlot, malvasía€ y este cavernet sauvignon que me estoy bebiendo€, vinos embotellados de gran calidad. La marca ´Galilea´ estaba registrada en el pueblo riojano, por lo que hubo que jugar con las letras y a estos vinos se les conoce como ´Viña Galtea´, a los que hay que añadir los ´Darimus´, nombre inspirado por Carlos Romero Galiana, con resonancia romana, que son los que la bodega ha criado en barrica.

Como entramos en la Navidad, os invito a un brindis con el ´cava´ de Bodegas Serrano, un gran vino espumoso, el único blanco de la Región de Murcia, el único ´champán´ del Campo de Cartagena: Viña Galtea Brut Nature, realizado con el método tradicional Champanoise de segunda fermentación en botella. Solo hay 5.000 botellas. Consumamos productos de la tierra. Salud.