De partida, aunque veremos a ver cómo se concreta, la iniciativa anunciada de inversión de hasta 45 millones de euros en la revitalización del Mar Menor durante los próximos años es una excelente noticia. Se anuncia una batería de actuaciones ambientales, turísticas y económicas, y la cosa vendrá de la colaboración entre Administraciones y de la financiación mayoritaria de la Unión Europea (bendita Europa) en una Estrategia de Gestión Integrada de Zonas Costeras en el Mar Menor y su Entorno.

Sin duda el Mar Menor necesita de una acción integrada que consiga frenar el deterioro de su entorno y darle una nueva marcha a las inmensas potencialidades socioeconómicas y del turismo sostenible que tiene esta hermosa laguna. Para ello las Administraciones, la central, la Comunidad Autónoma y los Ayuntamientos, deben ir al unísono, e incorporar el trabajo y la opinión de las universidades, los profesionales y los agentes sociales de la zona.

Pero quizás 45 millones de euros, aunque suenen a mucho, no sean suficientes, y por eso la clave para que esta iniciativa tenga el éxito que se merece es estudiarlo todo muy bien e invertir con mucha inteligencia. De momento la prensa ha avanzado una lista de unas treinta líneas de actuación en las que se piensa trabajar. Es un buen punto de partida, pero habrá que ir con mucho tiento para que todo no quede en una especie de sumatorio de lo que queríamos hacer y no teníamos dinero para hacerlo, sino que realmente sirva para revitalizar el Mar Menor de forma integrada, realzándose unas y otras actuaciones de forma que algún pedante, yo mismo, pudiera calificar como sinérgica.

Está claro, por ejemplo, que uno de los principales retos que debe afrontar este programa que han llamado de Inversión Territorial Integrada es el vertido cero hacia la laguna. De no conseguirse este objetivo, antes o después la progresiva degradación ambiental hará imposible que el Mar Menor pueda ser un destino turístico y vivencial de calidad. Pero las infraestructuras hidráulicas clásicas para esto son muy caras y quizás también habría que considerar incluir una fuerte línea de microactuaciones como los filtros verdes que además, sinérgicamente, son muy interesantes para la conservación de la biodiversidad y el paisaje.

También resultaría sinérgico que las actuaciones de tipo turístico, como los paseos marítimos o la movilidad sostenible, fueran acompañadas de potentes mensajes y estrategias de tipo ambiental, que la actuación implicara un replanteamiento muy serio de las realidades y las planificaciones urbanísticas del territorio, o que se trabajara en la calidad del paisaje urbano, mejorando esas fachadas litorales o esas entradas a los pueblos del entorno que a veces, simplemente, causan espanto.

En cualquier caso hay que desear mucha suerte y mucho acierto a este programa de actuaciones y seguir atentos a todas y cada una de las cosas que deban sumarse para que el Mar Menor sea el excelente espacio ambiental, turístico y económico que, seguro, todos queremos.