84 años, rodeado de procesos judiciales, habiendo pisado la cárcel, vivió y ha muerto instalado en el fraude, implicó a su numerosa familia y estafó a miles de ciudadanos, creó su propia burbuja inmobiliaria y empresarial pero no cumplía ni con Hacienda ni con la Seguridad Social. Durante mucho tiempo estuvo despreocupado porque sus trapacerías se toleraban en un mundo de corrupción generalizada. Luego empezó a inquietar incluso a sus correligionarios del Opus , los bancos le negaban financiación y en 1983 el Gobierno decreta una expropiación. Se rebela contra el sistema, hace el ridículo y reinicia un proceso de estafas múltiples. Sinceramente, no veo nada ejemplar en el personaje y, desde luego, no se lo propondré como modelo a mis nietos.