Este mes se conmemora una efeméride que está siendo, en mi opinión, poco nombrada en los medios, pero clave en el devenir de la humanidad, el 70 aniversario de la firma de la Carta fundacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una organización internacional que surgió recién terminada la II Guerra Mundial con el objetivo claro de evitar que se produjese una tercera guerra de ese calibre y el de proteger a los civiles de cualquier país, especialmente los más castigados. Pese a la positiva labor que realiza, manifestada, entre otros logros, en las misiones humanitarias de los conocidos ´cascos azules´, está claro que nada ha cambiado. Y es que, aunque no se ha producido un conflicto bélico de la fuerza de los que sacudieron el globo entre 1914 y 1918 y 1939 y 1945, las contiendas por motivos económicos y religiosos no cesan de surgir. La barbarie se manifiesta últimamente en unos barbados que decapitan a inocentes turistas o cooperantes por no pensar como ellos. Una aberración que afianza la necesidad de mantenernos unidos.