A principios de los 80, giré una visita a Holanda, ese país que, como reza un dicho popular de allí («Dios hizo al mundo, y a Holanda, los holandeses»), fue construido artificialmente en gran parte de su territorio, pero que mostraba „y muestra„ un celoso respeto por su pasado. Si usted viaja allí, además de la obligada visita a Amsterdam, no debe perderse la entrada al Madurodam de La Haya, una pequeña ciudad en miniatura con edificios representativos de toda Holanda realizados a escala. También es recomendable un paseo por el excelente museo al aire libre de los Países Bajos, una maravilla museística representativa de las construcciones, los usos y tradiciones de ese país instalada en las afueras de la ciudad de Arnhem, la que quedara parcialmente destruida en la II Guerra Mundial. En ese viaje, pude comprobar, in situ, ya entonces, la enorme distancia que nos separaba de aquellos pacíficos y organizados neerlandeses.

Viene esto a colación por el gran desprecio que, en nuestro país y particularmente en nuestra región, han mostrado hacia la conservación de nuestro patrimonio quienes nos han gobernado estos últimos años. Voy a citar sólo algunos casos.

Cartagena.

El monasterio de San Ginés de la Jara y las ermitas del Monte Miral son exponentes de esa desidia. Este eremitorio del siglo XIII, y que a finales del siglo XV fue sede del patronato del Marquesado de los Vélez, fue ampliado y mejorado en los siglos XVII y XVIII, llegando a albergar incluso un órgano, hoy desparecido, y un rico huerto Fue desamortizado por los liberales en 1835. Hoy, la empresa Hansa Urbana se ha desentendido de su custodia.

Otro ejemplo: las baterías de costa. Según denuncia el investigador Floren Dimas, los conjuntos artilleros de Castillitos, Jorel y Atalayas „ubicados al SE de la ciudad y que contribuyeron a hacer inexpugnable la Base Naval, protagonistas de hechos destacados como el levantamiento casadista de primeros de marzo de 1939„ se encuentran abandonados. La batería de Atalayas tiene difícil acceso, y en la de Jorel se ha hecho una operación ´cosmética´, consistente en pintar sus cañones.

¿Y qué decir de los molinos de viento del Campo de Cartagena? En tiempos, sus velas movían la maquinaria que permitía extraer agua de las entrañas de la tierra o moler el grano para su transformación en harina. Hoy, según algunas fuentes, de los trescientos catalogados, más de doscientos molinos han desaparecido o están a punto de perderse definitivamente.

Murcia.

En la capital de la Región, los ejemplos de abandono y desprecio por nuestro patrimonio son incontables. El yacimiento de San Esteban, un conjunto arquitectónico de los siglos XII y XIII que, en su día, se ubicó al norte de la bella ciudad musulmana de Murcia (la que encandilara al mismísimo infante don Alfonso), se encuentra en un estado de conservación lamentable, una vez paralizado, por la presión ciudadana, el intento de construir en esa plaza-jardín un aparcamiento privado. No menos sangrante es el destino de la iglesia anexa. Ese templo del siglo XVI, desacralizado en su día para convertirlo en sala de exposiciones, se encuentra hoy cerrado y, por lo que me cuentan, en estado de total abandono también.

La antigua cárcel vieja, un edificio declarado BIC, está pidiendo a gritos unas obras que integren el edificio en el entorno urbano, previos los trabajos conducentes a que sea un lugar de usos múltiples para el disfrute de toda la ciudadanía.

Pero si hay algo que nos resulta intolerable ha sido la desafectación del colegio del Carmen y que, previo acuerdo del pleno municipal, el PP ha entregado para su uso a la Archicofradía del Cristo de la Sangre, los ´coloraos´. Un edificio que fue la primera sede de la Universidad de Murcia „cuyo centenario celebramos ahora„ hubiera merecido otro tratamiento. Por ejemplo, el barrio de El Carmen necesita un centro público de Educación Infantil, pero el PP ha preferido privatizar ese histórico edificio.

En los últimos días, hemos conocido los intentos del obispado por hacerse con el seminario de San Fulgencio, el que alberga la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza (ESAD). La Comunidad no ha respondido a esa oferta, quizás porque se produjo en fechas electorales, pero es significativo que Cultura se haya negado, hasta la fecha, a catalogar como BIC el conjunto arquitectónico formado por el Palacio Episcopal, el IES Licenciado Cascales y el edificio que alberga hoy la ESAD.

Lorca.

La oposición en la Asamblea Regional ha venido denunciando que, además de las casas solariegas de esa ciudad, otros inmuebles considerados BIC como el depósito municipal, la cárcel vieja, el archivo histórico, el barrio medieval y otros muchos monumentos que forman parte del patrimonio cultural y arqueológico del municipio no están siendo cuidados como se merecen.

Son sólo unos ejemplos. Escribo estas líneas en la jornada de reflexión electoral. Esperemos que las urnas hablen, se produzca un cambio de ciclo en esta Región y que surja un nuevo Gobierno que muestre más respeto por nuestro patrimonio y menos veleidades privatizadoras.