Resulta demasiado fácil hacer literatura épica de la fuga de los chimpancés Adan y Eva del zoo de Sa Coma, en Mallorca, y el trágico final que ha puesto fin a la escapada, pero si un relato de algo tiene todos los ingredientes para armar una historia, ¿no será eso la prueba de su verdad, hecha como está la nuestra, desde el mismo Génesis, de pura literatura? Lo cierto es que el asunto me ha interesado más que las elecciones al Parlamento británico, la encuesta preelectoral o el arranque de campaña aquí. No es una reacción antipolítica, creo, sino política, pues ha llegado el tiempo de los animales, no ya por solidaridad posthumanista, sino por puro egoísmo de la especie humana, si es que quiere salvarse. He visto en los ojos de Adán agarrado a los barrotes, en una foto suya antes de la fuga, tanta tristeza, y tan antigua, que era un retrato vivo de nuestra verdad, de nuestra crueldad.