Esta misma tarde, en la Universidad de Murcia, tendrá lugar una interesante reunión sobre una muy atractiva orientación hacia la conservación de la naturaleza cuyo camino no ha hecho sino empezar en nuestro país y, más lentamente, en nuestra región: la custodia del territorio.

La dirección general de Medio Ambiente de la consejería de Agricultura y Agua, la Universidad de Murcia y quince entidades conservacionistas van a debatir sobre cómo poner las bases que permitan en nuestra región crear una asociación que promueva las estrategias de custodia como fórmula para proteger los valores naturales existentes en terrenos privados. Mucha suerte en este proceso y mucho ánimo para este concepto, el de la custodia del territorio, que implica una estrategia para conservar los valores de una zona a través de compromisos voluntarios que la propiedad de los terrenos establece con una variada gama de entidades de custodia, normalmente fundaciones u ONGs, y en ocasiones con el apoyo de las Administraciones y diversos patrocinios privados.

La clave de esta línea de trabajo estriba en que no pretende en absoluto sustituir los instrumentos y políticas de conservación que ya existen, como son los espacios naturales legalmente constituidos, los corredores ecológicos, la planificación urbanística, o los proyectos y estrategias de conservación de las especies o de la biodiversidad. Muy al contrario, la custodia del territorio puede facilitar, animar y complementar el desarrollo de esos imprescindibles instrumentos, y generar además un tejido de compromiso entre la sociedad civil que implica la extensión, y a veces la función ejemplarizante, de las necesidades de conservación de los paisajes y la biodiversidad.

De hecho, en el escenario actual, nuevas oportunidades en el terreno del PDR (Programa de Desarrollo Rural) de la región, en el ámbito de los planes de gestión de las áreas Natura 2000, o en las posibilidades de nuevas ayudas e incentivos, podrían animar esta técnica de la custodia del territorio para un futuro más o menos inmediato.

En España, y por ende en la Región de Murcia, la custodia del territorio está andando unos primeros pasos que dejan entrever un esperanzador recorrido que nos podría encaminar a equipararnos con lo que ocurre en numerosos países desarrollados en los que esta línea de actuación está enormemente extendida.

Porque, aunque no es un hecho popularmente muy conocido, nuestra región tiene una enorme importancia a nivel europeo en diversidad de hábitats y de especies, y por ello es tan interesante que con lo que cae, con las amenazas que planean sobre la biodiversidad y sobre los paisajes tradicionales que la sustentan, las iniciativas de custodia del territorio supongan un soplo de viento fresco, procedente de una dinámica sociedad civil, que no puede sino animar a las administraciones, a los propietarios, y los posibles patrocinadores „a cada uno según sea su ámbito de responsabilidad„ a arrimar el hombro para un objetivo de conservación de la naturaleza tan viable como sugerente.