Poco me gustan las necrológicas y por eso me adelanto con B. B. King, el embajador del blues y estandarte contra la diabetes que lo hospitalizó en Las Vegas por deshidratación y agotamiento. Empezó a cantar en los años 30 y no paró de dar conciertos hasta el pasado octubre. Hoy lo escucho en una cinta que le grabé en 1980: Now Appearing at Ole Miss, con Caldonia, Hold On, I Got Some Outside Help... y Rock me baby, entre las más conocidas. Gran adaptador de canciones ajenas, B. B. King cantaba o tocaba la guitarra; había heredado del gospel esa llamada/respuesta: cantaba y se respondía a sí mismo con reflexiones guitarrísticas quasi vocales, el llamado ´solo de guitarra´, imitado incluso por Eric Clapton. Allá está en el hospital, con su diabetes y su guitarra eléctrica, Lucille, que ya extrañará sus dedos y nosotros su vibrato. Descanse en paz, B. B. King, y que se mejore.