Estaría feo que hoy no escribiera sobre justicia social, y eso a pesar que mi último artículo lo dedicaba también a cuestiones laborales. Pero, en fin, el guión me exige este desnudo interior que es, en definitiva, todo artículo de opinión. La exigencia radica, en que hoy se celebra el Día Mundial de la Justicia Social, y estando destinado en una Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia, algo debería contar.

Hoy, 20 de febrero, según la Asamblea General de las Naciones Unidas se celebra este día, como principio fundamental de la convivencia pacífica y próspera, dentro y entre las naciones, reza el eslogan. El creciente malestar y reclamo de los trabajadores que fue creciendo en importancia en todo el mundo a partir de la instalación del capitalismo, fue su detonante. Y como casi siempre, la religión por medio, pues fue un jesuita quien acuñó el concepto.

Pero es tan amplio „que exista igualdad entre los seres humanos„, que precisa concretarse en otros ámbitos. Me refiero a la educación social. Carrera que increíblemente carece de las salidas que todos sus estudiosos imaginaron y que atrajo muchas conciencias de jóvenes ansiosos de ayudar a los demás. Para después darse cuenta de que en realidad se queda después solo en eso, en una vocación, más o menos frustrada. También el concepto de jurisdicción social, como artífice de la aplicación de un derecho al trabajo, que tradicionalmente ha sido considerada como la jurisdicción de la rapidez y de la eficacia. Pero hete aquí que todo llega, todo pasa, nada queda. Para dos años dicen las crónicas se están señalando juicios en la misma, Así que no me extraña que los ciudadanos estén más quemados que Juana de Arco con nuestra Administración de Justicia. Pues si ésta es la jurisdicción que mejor va (iba), cómo estarán las demás. Cuando nieva en Madrid, cómo estará la sierra, diría Sabina. Y es que las modernidades sirven no solo para comunicarse, sino también para sacar los colores a más de una institución. Los abogados tuiteros, que participan en este movimiento, entre cuyos fundadores se encuentra el decano del Colegio de Cartagena, pretenden mejorar la Justicia, y entre otras cosas reivindican al ministro su promesa de revisar la norma sobre las tasas judiciales. Corre por la Red una fotografía de una resolución de un juzgado de Sevilla, concretamente el Social 3, que señala una vista para juicio para el 6 de febrero de 2019, a las 10,20 horas. Imagino que no será un despido, porque de lo contrario, tendrá que comer de caridad el trabajador entre tanto. Y a sensu contrario, si gana el pleito, los salarios de tramitación, si es que proceden, van a arruinar al empresario, si ya no lo está. Tuit a tuit se deja en evidencia la lentitud de nuestra Justicia, que a veces incluso puede hacer cambiar la historia política de una determinada, concreta y cercana Región.

Si todo fuera como tiene que ir; si la Justicia no fuera tan parsimoniosa; si hubiese personal y medios suficientes; si realmente los otros poderes del Estado se dieran cuenta de que el tercero de ellos es, junto con la Educación y la Sanidad, tan importante „y no digo yo más, no sea que me bajen otra vez el sueldo„, como el sistema financiero de un país, otro gallo nos cantara. Pero no, erre que erre.

Así, mal vamos a celebrar este día. Pero todo se andará y para el Domingo de Resurrección, todo arreglado.