Sólo hay una utopía mayor que la de un mundo sin guerras, y es la de una guerra sin muertos. Toda guerra es horrenda, y sólo funciona a través del horror, ajeno y también propio. Obama, en su proyecto de guerra frente al Estado Islámico quiere evitar a todo trance el cuerpo a cuerpo. ¿Es posible el amor, que es el contrario indisoluble de la guerra, sin el cuerpo a cuerpo? Hablo del amor humano, claro. Las nuevas tecnologías avanzan, con la aversión a la carne y el cuerpo que es propia de ellas, y quién sabe qué acabará ocurriendo, pero sospecho que antes llegará el amor telemático que la guerra sin correr el riesgo de morir. Bien mirado, una guerra sin poner muertos no sería tampoco una guerra justa, aunque suene terrible. Además una guerra en la que se pudiera matar sin tasa al enemigo sin tener bajas propias haría que los países poderosos fueran todavía más aficionados a montarlas.