La providencia (vox populi, vox dei) ha hablado. Una vez se supo que la participación estaba por encima del 80%, parecía claro que se cocía un corrimiento, hacia el sí o hacia el no. Curioso: al final decide el que menos habla. No es, como antes se decía, la mayoría silenciosa, sino una minoría callada, esa franja en torno al 20% del electorado que sólo sale de la madriguera si llueve mucho, no dice nunca al encuestador lo que piensa y ha aprendido a volverse invisible para los politólogos. Todavía anteayer se decía que el error de Cameron había sido no incluir en la pregunta una tercera vía, pero hoy ya se dirá que su gran acierto ha sido abrir el abismo, para que el vértigo juegue a su favor. «Jugando fuerte nunca te equivocas», suele decir un buen amigo. Paradójico: el resultado no aleja la consulta en Catalunya, tal vez la acerque; ¡pero aquí que sea con tres opciones, porfa!