Ser un antisistema en España carece de mérito. Basta con no ser un mentiroso.

Juanjo Millás

Escribo a rebufo del resultado del referéndum escocés. Aunque las encuestas convencionales ´predecían´ un resultado apretado, quien ha atinado más ha sido un sondeo especial, dedicado a escudriñar más los sentimientos que la racionalidad política, que conocí gracias al titular de no sé qué periódico, que predecía que el 79% de los escoceses votaría «con el cerebro», mientras un escaso 19% lo haría «con el corazón».

Finalmente, no ha habido ni el casi empate que los sondeos a pie de urna anunciaban hasta el mismo momento de cierre de los colegios, ni la goleada a favor del ´no´ que cabría deducir del citado sondeo ´emocional´: diez puntos, unos 400.000 votos, han sentenciado que Escocia, pese al presunto sentimiento mayoritario de su población, seguirá dentro del Reino Unido. Coloquialmente, usando la metáfora marítima que tanto gusta a los componentes de nuestro lamentable Gobierno central (el hobbit que maneja Hacienda, uno de estos días, cuando pretendía colarnos la milonga del descenso de impuestos, habló, otra vez, de barcos y marejadas), se puede decir que, de los frutos del mar, los escoceses, hoy por hoy, prefieren el camarón al salmón.

Lamentablemente, la avanzada hora a la que se dieron a conocer los resultados no permitía disponer del producto de las meninges de los distinguidos ´opinantes´ que nos han dado la matraca este verano. Como recordarán, muchos se centraban en si, legítimamente, podrían establecerse, o no, paralelismos entre el caso escocés y el catalán. Pese a que aún no han evacuado públicamente su opinión „tan sesudos análisis, estoy seguro, verán la luz a lo largo de este fin de semana„, si tuviera que apostar lo haría a que se va a producir un giro copernicano en las posiciones de los defensores más ardorosos de las dos posturas.

Los ´unionistas´, que hasta ayer estaban dispuestos a ahostiar a quien no opinara que los contenciosos catalán y escocés no tienen nada que ver, sostendrán hoy, con mayor vehemencia si cabe, todo lo contrario. Y viceversa: los ´secesionistas´ sufrirán la mutación opuesta; para ellos, a partir de hoy, Cataluña y Escocia son dos casos absolutamente dispares. Lástima que las múltiples casas de apuestas existentes no incluyan este asunto en sus opciones: podría ganarme un capitalito que me vendría muy bien de cara a mi próxima jubilación, pues intuyo que mi pensión será muy enteca.

Pero vamos a lo importante. Retomo la vergonzosa actuación del ínclito Montoro esta semana en el Congreso que he citado más arriba para subrayar que la misma forma parte del despliegue de propaganda e intimidaciones que el plasmático Rajoy y su partido han montado para conseguir retener, el año que viene, en el que su gestión (a nivel municipal y regional en primavera, y estatal en otoño) ha de someterse, inevitablemente, al juicio de la urnas, lo máximo posible del monstruoso poder que los españoles le regalamos en 2011.

Y lo cierto es que el monstruoso aparato pepero, tan bien lubricado económicamente, no descansa. Pese al sistemático desmoche de la sanidad y de todas las etapas de la educación pública, que ha incluido un apoyo sin disimulos a la ´iniciativa privada´ en ambos campos „el caso de la Ucam, en Murcia, con cesiones gratuitas de terrenos e instalaciones deportivas clama (nunca mejor dicho) al cielo„, que solo, en algún caso, ha podido ser detenido mediante resoluciones judiciales; al abandono casi total de la atención a la dependencia; a la destrucción de la legislación laboral negociado en las últimas décadas, que ha resultado en la precarización y la pérdida de ingresos de los empleos; a la subida de las tasas judiciales, que ha producido indefensión en los agraviados de menor poder económico; al ataque inclemente a la cultura (cine, teatro)€ siguen vendiéndonos no ya que hemos superado la crisis sino que somos la locomotora de la economía europea.

Y por si eso no cuela „Javier Marías terminaba un reciente artículo así: «Si acaban convenciendo a alguien, será que nos hemos convertido en bobos completa e irremediablemente»„, amenazan con cambiar, argumentando cínicamente que lo hacen en aras de la ´regeneración democrática´, y pese a las solemnes declaraciones en sentido contrario de Pinocho Rajoy cuando no estaba en Moncloa, las reglas del juego electorales a menos de diez meses para los comicios. Para retener a votantes ´de centro´, dejan colgado a Gallardón de su aborto de ley, confiando en que el actual Tribunal Constitucional, presidido por uno de los suyos, les resuelva el problema. Y mientras dicen que, por fin, cumplirán su compromiso de bajar impuestos, agitan, frente a la fracción más medrosa de esos sus antiguos votantes que ahora se muestran remisos, el espantajo de Podemos.

¿Que todo es demasiado obvio y, por tanto, ineficaz? ¿Estamos seguros?