¿Existe una frontera entre la realidad y la ficción literaria? Es obvio que sí: en otro caso no existiría la literatura, cuya función es llevarnos un tiempo a otro lado sin mover el cuerpo. Un lector tumbado en la playa con el libro ante los ojos está siendo objeto de un transporte portentoso, al que no se da el valor debido. El agente de fronteras que nos ayuda a pasarla es el autor literario, aunque por supuesto el lector ponga también lo suyo. Es uno de los servicios más baratos que existen, pues por unos 10 euros (libro de bolsillo) puede uno viajar dos días completos, y una semana o más si se lo toma con calma. Estos días la prensa se hace eco de voces escandalizadas por el Decreto del Gobierno que obliga a las bibliotecas públicas a pagar 0,05 € por libro prestado, por derechos de autor. Es una de las profesiones peor pagadas que existen, pero el cliente todavía se queja.