El mes pasado cerró La azotea, un espacio que ha dado vida al mundillo cultural del Murcia en los últimos tres años. Dijo adiós un lugar que, como otros que emergieron o lo están haciendo en las últimas fechas, ha servido de conducto para la exposición de creatividades individuales y colectivas. Baja la persiana, dicen sus gestores, por problemas económicos. Qué otra cosa podría ser. Probablemente uno de los mayores inconvenientes de la asociación, que se autogestiona, haya sido la falta de apoyo institucional (las subvenciones volaron para casi todo). Sin embargo, el dinero de las arcas públicas no es el único que necesitan las iniciativas culturales. El público, que parece haber olvidado que las cosas necesitan de esfuerzo, trabajo y materiales que hay que pagar, se ha acostumbrado a la llamada cultura del ´todo gratis'. Quizá deberíamos dejar de quejarnos exclusivamente de la falta de apoyo público y empezar a pensar que, aportando nuestro granito de arena, también podemos contribuir a poner en marcha el motor de la maquinaria que mueve la cultura.