Suena a undécimo mandamiento, y en cierto modo podría ser así, pero este titular que ilustra el artículo no es otro que el de un libro que ayer presentaba en Murcia un muy admirado periodista y aún mejor amigo. Hablo de Manuel Madrid, compañero infatigable de largas jornadas en la que hasta hace unos años fue su casa periodística, La Opinión, de la que un día decidió emigrar en busca de nuevos horizontes. Hoy se estrena como escritor con mayúsculas (aunque ya tiene otro libro publicado) con América como bandera, en un viaje iniciático que comenzó, como él mismo se ha encargado de recordar, en Argentina y que tuve la suerte de compartir. Siempre he pensado que si el periodismo unió nuestros caminos, viajar nos permitió encontrarnos como amigos y el de Argentina fue, sin duda, un viaje que marcó nuestras vidas. Para Manuel fue el punto de partida de otros viajes que le han permitido explorar la cara menos conocida de México, Brasil y Bolivia, esta vez como cooperante; para mí fue un regalo de paisajes, amistad y experiencias que atesoro en el mejor rincón de mi baúl de los recuerdos imborrables.

Y es que, Manuel, siempre nos quedará Argentina.