La RAE define democracia como la «doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes», algo que pareció ponerse en cuestión días pasados en un incidente que tuvo lugar a lo largo de un debate en el ayuntamiento de Abarán que no quiero dejar pasar, pese al poco eco que ha tenido en los medios de comunicación. Tristemente, nos estamos acostumbrando tanto a las boutades de algunos políticos que ya no damos importancia a cosas que nos deberían hacer meditar un poco, porque nos estamos acostumbrando tanto a la bronca política que la degradación de la propia esencia de la democracia nos pasa desapercibida.

El hecho en cuestión tuvo lugar durante el último pleno extraordinario del consistorio de Abarán donde se trataba de la aprobación de la adscripción del municipio al tercer Plan de Pago a Proveedores. Y el el asunto, no fácil, lo reconozco, debió irse de la mano a unos y otros porque terminó con el representante de IU, Pablo Rodríguez, diciendo cosas como que «Abarán es un pueblo de borregos» para tras pedir perdón (una forma extraña de hacerlo ciertamente) asegurar que «los borregos son los votantes del PP», el alcalde en su salsa ante la oportunidad que se le presentaba de dejar emerger su talante un tanto dominante y los representes del PSOE y UPyD fuera también de la sala como forma de solidaridad con Pablo Rodríguez. Solidaridad difícil de comprender si tenemos en cuenta que el portavoz socialista, José Ignacio Carrillo, reconocía como muy duras las palabras de Rodríguez, aunque las justificase en el tono que utiliza el alcalde para con la oposición en los plenos.

Los que nacimos en nuestro país antes de 1978 „año en que se fue aprobada en referéndum la Constitución española„s abemos muy bien el valor de sentirte ciudadano de primera, y esto solo se puede conseguir si tienes el derecho a votar, a elegir libremente a tus representantes en los organismos públicos; siempre tendrás la oportunidad de enmendar el error en las siguientes elecciones.

Y tienes derecho también a que se respete tu voto, a que no exista ningún político, de ningún partido, que se permita descalificar tu opción política porque no le beneficia, porque no la comparte. Ya está bien de que quienes han de respectar al ciudadano lo descalifiquen en función de sus intereses partidistas. Y esto no es solo de una determinada formación política porque, la señora Mato, la hoy ministra de Sanidad, ya desbarraba lo suyo en la última campaña electoral descalificando a los andaluces, poniendo en duda su capacidad intelectual y, por lo tanto, su capacidad como ciudadanos.

Pues bien, yo entonces como andaluza, como ciudadana libre de este país, me sentí agredida, experimenté indignación ante el hecho de que alguien pudiese manifestarse tan frívolamente. Ahora siento la misma indignación y la misma sensación de incomprensión hacia ciertas actitudes de algunos políticos que me hacen pensar que deberían dedicarse a otra cosa.

El pueblo de Abarán está en su derecho de votar a quien le parezca y la oposición debería dedicar todo su esfuerzo en demostrar que existen otras opciones más valiosas, pero el camino no es la descalificación, hay que ser torpe. Desde luego nunca votaríamos a quien no fuese demócrata y las palabras del concejal de IU, hacia los ciudadanos de Abarán, hacen dudar de su talante. El mismo de la señora Mato para con los andaluces.