En la actualidad, la política regional del Partido Popular se resume en dos, como los diez mandamientos: recortar y/o heredar, no hay más opciones.

Dos candidatos a priori, aunque en la sombra podría haber una sorpresa, uno recortando los bolsillos de los ciudadanos, granjeándose todas las antipatías de propios y extraños al partido y otro meritando para la herencia, haciendo surcos tras de la mula y regando la tierra con su sudor mientras ella está con su costura (letra de canción).

Uno, Juan Bernal, chamuscado en el tostador de la política de recortes y bailando con la fea al tiempo que trata de mantener el tipo y el otro, Pedro Antonio Sánchez, esperando que suene la música de la justicia lorquina para tirarse del todo al ruedo, pero sin parar de cavar, con pico y pala, por todos los rincones políticos de la región.

De una forma u otra, ambos y sus seguidores están convencidos de que la única duda, tras la salida de Valcárcel, es la de quién será el heredero, que por mucho que lo disfracen de primarias o secundarias, será el que tenga que ser, en virtud de algunos acontecimientos que se esperan. Y los dos se equivocan. La duda no es quién hereda sino qué es lo que hay para heredar.

Me explico. Este pueblo celtíbero-cartaginés-romano-visigodo-moruno-cristiano y Borbón, es de los que ha demostrado en las urnas que ni olvida ni perdona, y si no que le pregunten a los socialistas de ZP y Rubalcaba. Pensar que no pasa nada, que quien salga nominado heredero será el mas votado y continuará la estirpe es de idiotas. Creer que los votantes juegan a la política de mentirijillas es demostrar que no se es inteligente, cuestión tan palpable que no haría falta demostración alguna.

Bernal o Pedro Antonio no solo recibirán un testigo de continuidad, también una herencia de descontentos y de gente ´hasta la coronilla´ de derechas, de centro y de izquierdas. Ambos no deberían olvidar lo que le pasó a ZP, o cuanto menos tener muy presente lo sucedido en Andalucía, que a pesar de ganar en votos son oposición.

Con este panorama nada está claro, más bien lo que está muy oscuro es que el PP continúe gobernando en la Comunidad, en los grandes Ayuntamientos y, aventuro, incluso en la nación. Y todo por no mimar al pueblo y en particular a sus votantes natos. Mimar a los votantes, con independencia de lo que se tenga que hacer gobernando, es una de las reglas de oro de la política, la única que debiera ser inviolable, porque quien no lo hace tiene garantizada la salida del Gobierno o la no llegada. El partido socialista, con ZP a la cabeza, valoró tan poco a los votantes que le auparon a la presidencia que fue recompensado con la mayor sangría conocida de pérdida de votos en unas elecciones generales.

¿Se piensan los populares que el pueblo va a olvidar la rebaja de salarios, la carestía de la vida, la subida del agua, el recibo de la luz, el IBI, el sello de los coches, el meteórico ascenso del IRPF, la vuelta del Patrimonio, el copago de medicamentos, la retirada de ayudas a los libros, la chulería y prepotencia de algunos dirigentes, el empobrecimiento de las familias, la mierda de las pensiones, la falta de trabajo, las penurias y miserias a las que la parroquia se está viendo sometida? Pues no, creo que no las van a olvidar ni de coña.

Decía el otro día un dirigente popular con altas aspiraciones que cuando llegue hará y hará y hará y pondrá y quitará y cambiarဠOtro, iluminado en su despacho oficial y fumando un cigarrillo a pesar de la prohibición, sentía que su asiento era a perpetuidad. Otro se repartía ya el poder tras la salida del presidente, prometiendo lo que ya era seguro. ¡Ay! uno ya cuenta con el triunfo, el otro no sabe que lo único que hay a perpetuidad es una tumba en el cementerio y el último vagaba sin pensar que antes tiene que llegar y, tal y como está el patio, o cambian o no llegan.

Unos y otros andan preocupados y con las facas cerca de las manos por la herencia de Valcárcel, y no se han parado a pensar que en la dirección que camina el partido que ellos dirigen lo único que van a heredar de mi presi son los calcetines y los calzoncillos políticos que ha usado durante estos casi veinte años, porque, y tiene toda la pinta, los resultados de las elecciones andaluzas se van a reproducir por esta región murciana.

Los votos, como los dineros, hay los que hay y no hay más que esos. Lo único que ocurre es que unas veces están en unas manos y otras, en otras. Si la ya raída cantinela que se escucha por bares y corrillos de «siempre he votado PP pero esta vez no los voto» se llegase a cumplir, ¿de que les va a valer la herencia?

Es tiempo de mimar al electorado, más que de castigarlo, es tiempo de reconciliación con el pueblo, es tiempo de pisar la arena, como es tiempo de quitarse algunas garrapatas que se nombraron y que lo único que están propiciando es que la sangría de votos aumente.

¿Qué? Oye, yo al menos lo digo a la cara, no como tú.