A mediados de agosto un diputado nacional por Murcia afirmaba: «La economía nacional y regional están haciendo sonar campanas de recuperación», añadiendo que caminábamos hacia a un otoño positivo. Un mes más tarde el ministro de Hacienda, señor Montoro declaraba que la economía española iba a volver asombrar a Europa y al mundo. Y en este estilo triunfalista de haber tocado fondo en la crisis y haber iniciado el camino de la recuperación se han estado expresando los Gobiernos central y regional. Esta optimista visión de presente y futuro la basan en cuatro datos de alta economía que son favorables:

En primer lugar, por el aumento de las exportaciones, algo cierto, pues su alza interanual es del 7%, pero no se tiene en cuenta la balanza altamente negativa de las 'exportaciones humanas': la gran cantidad (aunque algún ministro lo niegue) de licenciados e investigadores que tienen que emigrar por no tener un mínimo horizonte de trabajo en nuestro país.

En segundo lugar, por las grandes cifras del turismo, que este verano alcanzó récords numéricos históricos, pero también es cierto que su capacidad económica ha empeorado debido a la crisis, que no conoce fronteras, por lo que se puede deducir que ha sido un turismo de mochila o todo lo más de pensión completa.

En tercer lugar, por la bajada de la prima de riesgo a guarismos de casi hace d0s años, pero no es menos cierto que casi en la misma proporción ha caído en el resto de países, incluidos Irlanda, Portugal, Italia y hasta Grecia.

Y en cuarto lugar, por la asombrosa revalorización de la Bolsa en general y de las empresas del Ibex 35 (que, por cierto, poca generación de empleo crean, algunas hasta presentan EREs), alcanzando para sus inversores desde principio de año un alza del 18%, pero esto no es fenómeno aislado propio, sino de la mayoría de los mercados de valores mundiales por efecto de ser el último refugio de rentabilidad ante la incertidumbre de otras inversiones para el gran y medio capital de asegurar una futura plusvalía.

¿Pero todos estos datos de recuperación macroeconómica acaso llegan a la economía real de los ciudadanos? El drama social en nuestro país sigue intacto, no hay hasta la fecha ni brotes verdes ni campanas de recuperación para las mayorías sociales trabajadoras. El desempleo sigue enquistado en su cifra del 27%, más allá de las fluctuaciones al alza y a la baja, esta últimas con claro sentido estacional. Los salarios sufren la mayor pérdida de poder adquisitivo en tres décadas, como consecuencia de los estragos de la Reforma Laboral. La negociación colectiva ha sido barrida de su contenido originario; ahora ya no se van a negociar nuevas mejoras, sino a que te quiten los mínimos derechos. El coste por hora trabajada acumula nueve meses consecutivos de descensos. Los empleados públicos tienen reducidas sus dos próximas extraordinarias. Las prórrogas de las subidas de los impuestos que se implantaron por dos años. El creciente incremento del IBI, al que no se le aplica, como a las pensiones, criterios de sostenibilidad. La cuasi congelación de salario mínimo para el próximo año. Los recortes en Educación y Sanidad. El reciente copago de las medicinas hospitalarias graves. La jibarización de la Dependencia. La extensión de la pobreza en nuestro país a cotas de hace sesenta años con niños que pasan hambre no metafórica sino real.

Mención aparte merece la cuestión de un nuevo y definitivo golpe a las pensiones, que con la excusa de introducir el factor de la sostenibilidad, se le va a dar a los pensionistas españoles el timo de la estampita; con el disfraz de que nunca más habrá congelaciones se les condena en los próximos años a incrementos del 0,25%, con notable pérdida de poder adquisitivo. Ejemplo de esto es nuestra Región: al estar en el furgón de cola por su cuantía, la subida media del total de los sistemas de la Seguridad Social, será de de 2,17 euros mensuales para las pensiones de jubilación y de 1,43 euros para las de viudedad.

Para todos estos sectores que abarcan a las mayorías sociales trabajadoras que la crisis y la recesión han golpeado con más virulencia, no se saldrá de fondo hasta que no se empiecen a recuperar sus derechos económicos y sociales expoliados bajo el paraguas de la austeridad. Mientras tanto será rodar por el fondo, y que no nos cuenten milongas de recuperación.