Hace pocos años leí un artículo (creo que escrito por un compañero del Foro), en el que bajo el título de Todos camareros, analizaba las políticas urbanísticas de esta región, enlazadas a continuación con las formativas, laborales y en general del modelo de desarrollo que se esperaba.

Recordé aquel artículo cuando hace pocos días me encontré con un titular de primera página en este periódico que decía: «Camareros y peones del campo, las dos profesiones más demandadas en la región».

Considerando absolutamente dignos ambos trabajos, así como útiles y necesarios en cualquier sociedad, no dejó de sorprenderme. Tuve la sensación de que en dicho titular existía la intencionalidad de decirnos otras cosas más profundas y que detrás del mismo se escondía un mensaje subliminal. Para mí que se avisaba del modelo social a que nos ha llevado un Gobierno que ya ha sobreagotado su ciclo, que está pidiendo un cambio substancial. Un modelo en el que ya nadie o casi nadie cree: ni jóvenes ni mayores ni conservadores ni progresistas ni derechas ni izquierdas, porque eso del centro me suena a carente de compromiso y de programa.

Sigo aclarando el rechazo a que la mayoría de las posibilidades laborales estén en el esfuerzo físico del campo o en las largas jornadas de un camarero o camarera, aparte de la precariedad laboral de ambas situaciones. No dejemos a un lado el bajísimo nivel salarial que soportan ambas ocupaciones. Por poner un ejemplo diré que se han estado pagando salarios de hasta tres euros la hora por recoger fruta e incluso con condiciones mínimas de número de kilos. Se cuenta y no se acaba de las irregularidades en estos sectores. Hagan cuentas de un peón, que también tiene una familia a la que sustentar, hijos a los que dar un mínimo de dignidad en vivienda, educación y vida social, y díganme como se las pueden arreglar con salarios de unos treinta euros diarios, pero solamente el diario afecta a los días que trabaja.

Por lo tanto si ese es el modelo dominante que nos proponen en esta región, no cabe duda de que nos sobran universidades, empezando por las que nos cuentan buenos billetes y que son inasequibles a muchas familias. También nos sobrarán las públicas, porque con la fuerte decisión de dejar fuera del sistema a muchos y muchas jóvenes, al no poder disponer de becas adecuadas, tendrán que engrosar ese sector de peones y personal sin cualificación que, al parecer la situación ofrece y demanda. Sobran también institutos, programas de integración, centros de FP€ Con que sepan un poco leer, escribir y las cuatro reglas van pero que muy sobrados. Para divertirse ya pueden enchufar esos programas basura que les enseña a sentirse imitadores y a debatir sobre famosos, famosas y otros títulos que no quiero utilizar aquí.

Significa también que estamos volviendo a los 50 y 60, en que se despoblaron muchas regiones y pueblos para ir a buscar la Tierra Prometida en la que poder dar de comer a la familia, aunque solo los quisieran para consumir el esfuerzo de sus brazos.

Significa también que hay que salir a las plazas y lugares concretos en donde se elegía al personal para trabajar, aunque eso se haya sustituido por las ETT, en donde también se selecciona a los que interesa, mirando hasta su posicionamiento social.

Caigo ahora en la cuenta de lo que decía una señora adscrita al régimen allá por los cincuenta y tantos: para qué queremos que sepan tanto. Y en ese momento iba a la escuela, el que mucho, hasta los doce años. Hay ilusiones que no se pierden, por lo visto, y siempre hay quien las resucita de vez en cuando.

Pero afortunadamente aún queda gente guapa, pero guapa de verdad, por dentro sobre todo. Gente que no está contenta con este modelo, gente que quiere un progreso serio, de futuro, basado sobre todo en el bienestar social, en la formación de las personas, en la utilización de esa riqueza que sus habitantes le pueden dar a esta tierra. Gente que no quiere que nuestros recursos tanto humanos como materiales sirvan para enriquecer a otros, que no quiere ser una fuente productora de cerebros que tienen que emigrar y generar un vacío en el cuerpo social, después de los esfuerzos que hemos hecho entre todos para aupar nuestro nivel de preparación.

Somos gente que queremos que se cubran las necesidades laborales todas, pero también que cualquiera de ellas se considere digna y adecuadamente remunerada, para que nadie se sienta infeliz ni desgraciado, aunque de vez en cuando reciba las migajas del subsidio de desempleo.

Y ese modelo en que todos no tengamos que ser peones ni camareros, hemos de conseguirlo entre todos con la búsqueda de nuevos caminos y nuevas personas que dirijan y encaminen esta región a un buen puerto.