Cuando leo alguna noticia o veo en televisión algún reportaje sobre actos delictivos en este país, pienso: ¿quién demonios hace las leyes españolas? Y la palabra 'impunidad' se vuelve tangible y odiosamente real. Y por una combinación de excesiva imaginación mía y mala leche doy en pensar que las leyes las confeccionan los propios delincuentes, o algunos de sus mecenas, porque de otro modo hay cosas que escapan a mi entendimiento. Vamos, si yo fuese un 'caco' y tuviese la responsabilidad de crear un modelo penal, haría uno como el de España que me beneficiase lo más posible. Tengo algunos amigos policías que me han confesado su desidia debido a que su trabajo (el de atrapar a los malos) es muchas veces inservible debido a que 'igual que entran, salen'. Muchas veces porque el delito era menor, por algún error judicial (de eso se ha visto mucho últimamente) o simplemente porque no se ha presentando una denuncia formal contra el criminal. Vamos, que el garantismo que abandera nuestro sistema roza lo kafkiano en algunas ocasiones. Conozco muchos casos también de víctimas (y puedo hablar con conocimiento de causa porque yo me encuentro en este último colectivo) que han sufrido un robo y tras haber realizado la pertinente denuncia y aportando testigos visuales del presunto, siempre presunto hecho delictivo, aún siguen esperando la llamada de la policía (o de quien sea) más de dos años después. Será que las cosas de palacio, etc. Hoy comencé a escribir este artículo porque precisamente he leído una noticia en el periódico, una noticia que tristemente ya no es tan noticia, sobre el asunto de los robos de cobre. Resulta que no se trata de pequeños ladronzuelos que arriesgan sus míseras vidas por unas monedas. Resulta que son mafias bien organizadas que se dedican a expoliar este país, sin miramientos, sin escrúpulos, sin civismo, sin€ Solo en Cartagena durante los dos últimos años, la reposición de cable nos ha costado doscientos mil euros a los contribuyentes. Con todos los inconvenientes que ello conlleva: desde apagones hasta incendios provocados por la quema del cable para extraer el preciado cobre. Y claro, todo en contubernio con algunos chatarreros que no son capaces de detectar que el material que se les vende es de extraña procedencia o no quieren verlo€ Y, como decía, resulta que los 'chorizos' conocen bien las leyes y a la hora de vender el cobre lo hacen en pequeñas cantidades para que no se les pueda atribuir el delito, sino una simple falta. Es, permítanme la metáfora, como el que quiere asesinar a su suegra, y lo hace con pequeñas puñaladas, leves estoques como sin querer, para que no se note, para que no sea delito, con una afilada pero inapreciable aguja, hasta que su víctima desfallezca, así, sin que nadie lo note, sin que puedan decir, 'ahí va el asesino', porque claro, eran simples incisiones para nada malintencionadas, señor juez, ya ve usted, una punzada aquí, una cuchillada sin querer y mi pobre suegra al final ha fallecido, se ha desangrado, pero claro, no es delito, ¿verdad? Puede usted ver que las punzadas son solo faltas leves€