En 1683 los otomanos volvieron a plantarse ante las murallas de la capital de los Habsburgo, aproximadamente un siglo y medio después del primer asedio fallido de Viena en 1529. Y una vez más salieron derrotados. Pero no fue una capitulación sin importancia para el gran visir turco Kara Mustafá Pachá. A partir de ahí se produjo el inicio de la decadencia del imperio otomano. El Islam se encontraba de nuevo a las puertas del corazón de Europa y las consecuencias de un signo diferente del curso de la historia resultan hoy inimaginables.

Aquella Viena es nuestro Israel contemporáneo, ya que éste es un símbolo de la resistencia de Occidente ante el proyecto aniquilador de los extremistas musulmanes. Pero al igual que antaño, muchos no comprenden el alcance de la importancia de que Israel aguante las continuas embestidas a la que históricamente es sometido. En el siglo XVII, países como Francia, con Luis XIV, al que muchos llamaban ´el Moro´, y otros príncipes cristianos se mantuvieron al margen. Hoy la mayoría de la prensa internacional se pone de perfil, cuando no mantiene una actitud claramente antisionista, ante el asedio permanente que sufre el Estado de Israel.

Su paciencia es infinita. Israel se retiró de Gaza unilateralmente en el año 2005. El Ejército israelí sacó de la Franja a sus propios ciudadanos a punta de fusil, y a su salida vieron como las sinagogas fueron quemadas y los invernaderos saqueados por los miembros de Hamás y Al Fatah, que eran la base económica de la zona, y a los que han renunciado para seguir controlando a la población civil por medio de las ayudas de la ONU y de otras organizaciones que le llegan, paradójicamente, a través de la propia Israel. A pesar de esto, la Franja de Gaza sigue siendo la base de primera línea de Irán y de los Hermanos Musulmanes, forzando a ciudadanos israelíes a vivir bajo condiciones inaguantables, sobre todo en las ciudades del sur.

En Israel hay tres millones y medio de personas bajo fuego de misiles lanzados a diario por Hamas y por otras organizaciones criminales desde territorio palestino. Desde el 2001 se cuentan más de 12.800 cohetes lanzados sobre su territorio y en lo que va de 2012 ya han caído más de 1.200. El problema de Palestina es Hamas y no Israel. Esta organización ve peligrar su liderazgo por la aparición, por un lado, de otros grupos que se quieren alzar con el poder palestino; y por otro, por la división interna que padecen entre una facción muy vinculada a los Hermanos Musulmanes que se está sumando a la ola suní que está recorriendo toda la región y otra asociada a Irán.

La mayoría de los titulares de la prensa internacional, escritos a brochazo limpio, suelen obviar estos detalles que explican la situación actual. Aquí se tira de manual, se rescatan los viejos prejuicios y cada uno se pone en el bando que le toca defender. Por desgracia, la gran mayoría de ellos siguen apoyando y justificando a las tiranías islámicas, mientras que atacan a la única democracia de Oriente Próximo. E Israel está protegiendo su territorio y a sus ciudadanos, pero a su vez está defendiendo nuestro modelo de civilización ante el avance del integrismo y del fanatismo islámico. Ellos son nuestro escudo; ellos son los que reciben a diario la mayoría de los golpes que van dirigidos hacia nosotros. Si ellos caen, caeremos todos. En fin.