Estoy harto de sentirme engañado por los políticos, los vendedores de coches, los anunciantes de televisión, las compañías telefónicas, los contratos bancarios e hipotecarios. Estoy harto de que suban el volumen en los descansos publicitarios. Eso es gritar. Estoy harto de no entender las condiciones de mi póliza de seguro, ni el vocabulario empleado en la carta que me envían de cualquier entidad para reclamar una multa o un impuesto, ni la declaración de la renta, ni la caligrafía de mi médico, ni el vocabulario sobre economía (¿qué demonios es el quantitative esasing?), ni las consignas políticas de esos tipos que hablan media hora y no dicen nada. Este mundo es indescifrable. Estoy harto de que me digan que estamos en crisis pero sube la factura de la luz, del teléfono, la tarifación de los aparcamientos públicos, el IRPF, el IVA, el precio de la gasolina. O sea, todo. Pero bajan los sueldos, las prestaciones por desempleo, las ayudas, la calidad de vida y la calidad de los servicios públicos. Estoy harto de pagar un sueldo a una monarquía obsoleta y desvencijada. Estoy harto también de que, bajo banderas, se monopolice el pensamiento. Robin Hood resulta que es un tal Gordillo. Pero qué yo sepa Mercadona no está regentado por el sheriff de Nottingham ni es el culpable de la crisis. Que yo sepa la SGAE no es la exclusiva garante de la cultura y la intelectualidad. Que yo sepa el PSOE no representa a todas los españoles que creer en la igualdad social. Ni el PP a todos los conservadores católicos. Estoy harto de que esté prohibido beber una lata de cerveza en la calle pero que no lo esté beber ginebra en la terraza de una cafetería. Estoy harto de que asesinar salga tan barato en este país y que la Ley del Menor no sea revisada. Porque, como todos sabemos, es muy útil para que los delincuentes depravados puedan utilizar con impunidad a niños en el ejercicio de sus fechorías. Estoy harto de que un inquilino sin moral, y más cara que espalda, pueda invadir tu vivienda y quedarse a vivir en ella gratis con el beneplácito de la Ley. Y no se te ocurra echarlo que el malo eres tú. Estoy harto de que se meta a todos los funcionarios en el mismo saco. Estoy harto de que la belleza sea un criterio comercial y que esté siendo monopolizada por la moda y la televisión. Estoy harto de que no haya un científico o un escritor entre los ídolos de las masas juveniles. (¿Quién ha dicho que Borges no es dios?) Estoy harto de encontrar mierdas de perro en la puerta de mi casa. Estoy harto de que las películas se limiten a repetir clichés, argumentos y happy endings. Por favor, en España hay más temas además de la postguerra y la Guerra Civil. Estoy harto de que en España se hable más del problema que de la solución. Y como estoy harto de tipos como yo que sólo saben quejarse pues me callo.