Si preguntásemos a un autónomo, a un pequeño empresario o a un ama de casa cuáles son los límites que definen la gestión de su negocio u hogar, la respuesta sería simple y comprensible por todos: gastar lo que se tiene y no gastar más de lo que se ingresa. Algo tan simple como esto es uno de los motivos de la complicada situación en la que España se encuentra sumergida.

Y es que el pasado año el Gobierno del PSOE gastó 90.000 millones de euros más de lo que ingresamos, es decir, el Gobierno de ZP asumió una deuda de 2.000 euros por español. A esto hay que añadir el déficit al que el Gobierno socialista abocó a las Comunidades autónomas con su sectario reparto de las deudas históricas y la no financiación de los servicios para muchos de sus ciudadanos.

Además, y por si tras las elecciones a alguien le quedaban dudas de cuál es la posición del PSOE ante la situación actual y sus soluciones para salir de la crisis, esta semana nos han sorprendido votando en el Congreso en contra de la Ley de Estabilidad Presupuestaria presentada por el Partido Popular para que en 2020 el déficit público sea cero. Es decir, que el PSOE se opone a que las Administraciones públicas no gasten más de lo que ingresan. Tan sencillo cómo increíble.

Por el contrario, el déficit público ha sido una de las prioridades del presidente Rajoy, porque no controlar el déficit público significa enormes dificultades para poder financiarse. Cuanto mayor sea el déficit público, mayor será la deuda. Hoy en día pagamos 29.000 millones de euros en intereses de nuestra deuda y debemos ser conscientes de que cada euro que hay que financiar de déficit público es un euro menos que va a recibir una pyme o un autónomo o con el que se va a financiar un servicio público.

Pero aún más, la nefasta herencia que a todos los españoles nos ha dejado el Gobierno socialista no se limita a un déficit público insostenible y el alto endeudamiento con el exterior tanto privado como público. No debemos olvidar la imposibilidad de las entidades financieras para dar crédito a familias y empresas, las carencias competitivas de la economía española y la falta de voluntad política que se acreditó en los últimos años para afrontar los desafíos que se nos presentaban.

Por suerte, el pasado mes de noviembre la mayoría de los españoles dieron su confianza a un partido que sustenta a un Gobierno que sabe cuál es el camino que hay que tomar. Y es este camino el que le ha llevado en tan sólo cien días de Gobierno a iniciar importantes reformas para salir de esta desesperante situación; en materia de déficit público, de saneamiento y reestructuración del sistema financiero para que las entidades financieras presten y den crédito para que las empresas puedan invertir y generar puestos de trabajo. Y también se han tomado importantes decisiones que afectarán en el futuro a la competitividad de la economía española, que pronto darán sus frutos.

Son muchas las reformas que el Gobierno ha emprendido, como la Ley de Transparencia o el Plan de Pago a Proveedores, el más importante jamás llevado a cabo en España, por importe de 35.000 millones de euros y que va a permitir a las Administraciones públicas hacer frente a las deudas que tienen con aquellas personas a las que han encargado determinados servicios.

Junto a esto, el Gobierno ha presentado unos Presupuestos Generales del Estado muy austeros a la par que creíbles, pero, lo más importante, eficaces para el futuro crecimiento económico y generación de empleo. Son unos Presupuestos justos y equitativos, que preservan partidas que afectan a los que peor lo están pasando, los pensionistas y los parados.

El presidente Rajoy seguirá aplicando aquellas reformas y medidas necesarias para sacar España de la situación en la que se encuentra inmersa, que irán poniendo las bases para el futuro crecimiento económico y el empleo. Estamos ante un Gobierno, el del Partido Popular, que avanza por el camino correcto, que tiene las ideas muy claras, que sabe perfectamente lo que hay que hacer y actúa con arreglo a un plan.

Es un camino que solo tiene un destino: el interés general de España y de los españoles.