La legislatura que finaliza dentro de unos meses ha sido la legislatura de los museos. Cuando comenzaba en julio de 2007, de la Comunidad Autónoma dependían el Museo Salzillo, el Arqueológico y el de Bellas Artes, todos ellos museos ya históricos de la ciudad de Murcia. A ellos se añadieron después el Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo, en Mula, el de Música Étnica Carlos Blanco Fadol, en la pedanía caravaqueña de Barranda, y el de Santa Clara, en Murcia. Un total de seis museos estatales o autonómicos en toda la historia de la Región.

La consejería de la que es responsable Pedro Alberto Cruz ha inaugurado tres nuevos museos regionales: el del Teatro Romano y el de Arte Moderno, ambos en Cartagena, y el Museo de la Catedral de Murcia. El Museo Teatro Romano de Cartagena se ha convertido en todo un símbolo de la política cultural y patrimonial de la Región de Murcia y ha ayudado, de una forma que ya nadie niega, a transformar la realidad cultural y turística no sólo de la ciudad donde se ubica, sino de toda nuestra región. El Museo de Arte Moderno ha puesto a disposición del público un magnífico edificio modernista, otra de las etapas cumbres del desarrollo histórico de la ciudad, y ha permitido la exhibición de exposiciones que, desde su inauguración con Rodin, han contado con el respaldo del público. El Museo de la Catedral de Murcia ha recuperado una zona de la catedral desconocida y ha modernizado la manera en que se muestran sus colecciones. Estos nuevos museos, y el impulso dado a los ya existentes han multiplicado las visitas, que han pasado de unas 150.000 al año en 2007 a unas 400.000 en 2010. Para que tomen nota los que nos acusan de hacer una política cultural para minorías.

Aumentar en un 30% el número de museos no era suficiente. Por ello ha habido importantes inversiones en el Museo Salzillo y en El Cigarralejo, que han visto mejoradas y ampliadas sus instalaciones y su espacio expositivo. También las ha habido en el Museo de Bellas Artes, para el que se ha construido un anexo con salas de exposiciones temporales, salón de actos, biblioteca y despachos; a todo ello hay que añadir la recuperación de un importante tramo de la muralla árabe de la ciudad de Murcia y que forma parte ya del museo mismo. Hemos invertido en el Museo de Música Étnica de Barranda, mejorando su patio, comprando un solar anexo para futuras ampliaciones y aumentando las zonas expositivas. Esto es, sólo el Museo Arqueológico de Murcia, que había sido completamente renovado recientemente y el de Santa Clara, que no hace tanto que fue inaugurado, no han sido objeto de inversiones importantes, aunque sí hemos estado pendientes de realizar en ambos todas aquellas mejoras que juzgábamos necesarias.

Renovar la mayoría de los museos existentes y crear un tercio más podría ser suficiente para considerar que la política de museos de Pedro Alberto Cruz ha sido un éxito. Pero eso sería olvidar la mitad de la historia, porque también recientemente hemos inaugurado las sedes de tres fundaciones, cuya existencia se debe a la generosidad de los artistas que las crearon y al respaldo de los murcianos a través de su Gobierno regional: la Fundación Antonio Campillo, la Fundación Molina Sánchez y la Fundación Pedro Cano. El edificio Díaz Cassou, que alberga las esculturas de Antonio Campillo y las pinturas de Molina Sánchez, vuelve a ser un centro cultural en el corazón de Murcia. En Blanca, el magnífico edificio de la Fundación Pedro Cano refuerza a todo el Valle de Ricote como destino cultural y permite la exhibición de la maravillosa pintura de Pedro Cano, quien, a pesar de ser para los italianos uno de sus artistas y estar en la plenitud de su carrera, ha querido compartir su obra con todos nosotros.

A alguno le extrañará que no haya hablado en este artículo del brutal atentado que sufrió mi amigo y consejero Pedro Alberto Cruz. Pensarán que estaba escrito con anterioridad. Pues se equivoca. Está escrito después de dejarlo descansar en el hospital con la cara destrozada. No he querido hablar desde la rabia y la indignación que me consume. Las he dejado a un lado para decir que hoy y mañana seguiremos considerando la cultura como un espacio de libertad, de creación, de civilización, de diálogo y y de progreso. Las he dejado a un lado porque somos diferentes a los que mienten y agreden verbal y físicamente, porque ante los insultos y las agresiones respondemos con nuevos proyectos: el Museo de Paleontología y de la Evolución Humana de Torre Pacheco, que ya ha empezado a construirse, el de artistas murcianos que se ubicará en el Convento de San Francisco de Mula, el Museo Minero de La Unión, el Museo Cayetano de Mergelina de Yecla, entre otros. Porque eso es precisamente lo que quería dejar claro, por si alguien tenía alguna duda: nadie nos va amedrentar.

Vamos a hacer lo que hasta ahora hemos hecho: trabajar.