En la fecha en que ocurrieron estos hechos no existían las Confederaciones Hidrográficas, siendo competentes para resolver los problemas que se planteaban en cada río los gobernadores civiles por cuyo territorio discurrían. (La creación de las Confederaciones Hidrográficas se produjo por Decreto el 5 de marzo de 1926, elevado a Decreto-Ley el 28 de mayo del mismo año). La situación que se describe a continuación, con intervenciones de gobernadores civiles de varias provincias, y el tiempo que se necesitó para solucionar situaciones como las descritas a continuación, justificó la creación de las Confederaciones Hidrográficas, que desde su institución hasta la fecha han mantenido una alta cualificación en su trabajo.

El agua de gracia es el derecho que tenían y conservan, los usuarios de un río en época de estiaje y epidemias (tifus, paludismo...) que permite suspender todos los riegos y concentrar la totalidad del caudal para arrastrar el agua contaminada hasta la desembocadura.

En un río como el Segura, muy contaminado en época de estiaje, la única forma de evitar el desarrollo de las epidemias era cortar el agua de riego y concentrar todos los caudales por los cauces principales para que arrastrasen el agua contaminada. El caciquismo de la época planteaba dificultades que, como la expuesta, tenían difícil solución al intervenir dos autoridades del mismo rango: los gobernadores de Alicante y Murcia.

La prensa murciana del mes de abril de 1904 planteó un interesante problema sobre regadíos en la Cuenca del Segura que en el mes de agosto continuaba sin resolver. Los numerosos afectados exigieron la intervención de los gobernadores de Murcia y Alicante, que actuaron firmemente para normalizar la situación. Sin embargo, fueron muy importantes los daños que sufrieron. Los regantes de Santomera estuvieron un tiempo sin regar por la acequia de Zaraíche. Los concejales Olmos y Borreguero, en representación del distrito de Santomera, expusieron sus justificadas quejas al ayuntamiento de Murcia. Por la noche, a las siete, empezaron a oírse las caracolas convocando a los vecinos a las ocho de la tarde, en la plaza de la iglesia de Santomera.

Ambos concejales informaron de las gestiones realizadas, y las que estaban realizando en el ayuntamiento de Murcia para conseguir la protección de los derechos, que con tanta justicia reclamaban, y que nunca habían sido atropellados tan duramente como lo estaban en esta fecha. El pueblo de Santomera y sus anejos esperaban ver resueltos sus problemas.

"Asimismo rogó al vecindario que se retirasen con el mayor orden, y esperasen hasta el oscurecer del día siguiente, durante cual, según el ofrecimiento de las autoridades de Murcia y el cumplimiento de las Ordenanzas, llegase del agua. Ayer tarde tuvimos el gusto de recibir la visita de los concejales Olmos y Borreguero, que hicieron un minucioso relato de cuanto viene ocurriendo en las operaciones de los riegos".

Santomera, Esparragal, Campillo, etc, no recibían el agua que les pertenecía, porque no se cumplían las Ordenanzas Municipales. Además, el encargado de hacer que se respeten las Ordenanzas permitía su incumpliendo que provocaba la anormalidad que denuncian los pueblos perjudicados. Además, el Consejo de Hombres Buenos y la Comisión de Policía Rural, que habían sido convocados, no habían tomado ningún acuerdo.

El mes de agosto, los afectados seguían sin tener noticias, y la falta de agua no se había solucionado. Después del fracaso de las reuniones, los huertanos que asistieron a la sesión del Ayuntamiento no encontraron ninguna solución. Sólo quedaba esperar el agua del cielo.

El 10 de agosto las cosas habían variado muy poco, y la sequía del Segura fue la causa que provocó una epidemia, que aumentó en intensidad. Las aguas del Segura continuaban estancadas, constituyendo un peligro constante para la salud de los pueblos ribereños.

El gobernador de Alicante intervino para que desde Orihuela hasta Guardamar se ordenase el cierre de las acequias según establece una Real Orden para que toda el agua circulase libremente. Se calificó de escandalosa la situación del agua del Segura, continuando sin circular por el río y las acequias y podría producirse un conflicto de orden público.

El 'agua de gracia' la disfrutarán los pueblos situados 'aguas arriba' de Orihuela. Los vecinos de Orihuela informaron al gobernador civil de Alicante del clamor y queja de los regantes murcianos para que cumplieran con su deber "evitando los abusos que se cometían con el uso y empleo de las aguas del Segura".

El alcalde de Orihuela, en nombre de su Ayuntamiento, envío un telegrama al gobernador de Alicante, con una extensa información.

La disposición oficial cuya vigencia superaba más de medio siglo, como lo demuestra la circular publicada en el Boletín Oficial de esta provincia de junio de 1850: "El Excelentísimo señor ministro de la Gobernación del Reino, con fecha 26 de mayo último me dijo de la Real Orden lo que sigue: "Pasado a informe del Consejo de Sanidad el expediente general sobre salubridad pública que cumpliendo lo dispuesto en Real Orden Circular de 28 de abril último lo que sigue: Entre las causas de insalubridad de la provincia de Alicante hay algunas de tanta importancia que la Comisión transfiere su competencia del río Segura que atraviesa varios pueblos queda sin agua para riego en los meses del estío para el riego, en las provincias de Alicante y Murcia; que sus aguas ocupan los sitios más bajos y las boyas quedan estancadas y exhalan emanaciones pantanosas, dañosísimas a la salud".

"Para remediar esto, los jefes políticos alguna vez dejan a las aguas del río seguir su natural corriente, para que arrastren las aguas pantanosas y barriesen el cauce de las materias vegetales".

"La salud de los pueblos diezmados por las intermitentes y otros males graves, ha mejorado muchísimo y aún se siente que la causa de la propagación y funesto efecto, de cualquiera enfermedad epidémica".

"Cree la Comisión que convendría dejar correr las aguas del río Segura por veinticuatro horas, por lo menos, cada quince días, durante los meses de verano, disponiendo que los gobernadores de Alicante y Murcia. Y habiéndose dignado S.M. la reina aprobar el preinserto dictamen, lo traslado a V.S, de su R. O., a fin de que adopten las medidas oportunas".

"Lo que he dispuesto publicar en el Boletín Oficial para conocimiento de los Ayuntamientos y Junta de Sanidad de los pueblos interesados, para los efectos correspondiente. Alicante 10 de julio de 1850-R. De Campoamor".

Fuentes:

El Liberal, 13 y 15 abril, 10 agosto 1904

Documentación:

Soledad Belmonte