El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) anunciaba el pasado lunes la suspensión de Alejandro Valverde -desde el 1 de enero de 2010 hasta el 1 de enero de 2012- para todas las competiciones internacionales de ciclismo. La resolución se basa en las pruebas aportadas por el Comité Olímpico Italiano (CONI), ya que el ADN de una de las bolsas de sangre, la número 18, incautadas durante la Operación Puerto, de nombre en clave Valv.Piti, es el mismo que el del ciclista murciano.

Lo que no hubiésemos querido que pasara ha ocurrido. El ciclista de Las Lumbreras, al serle aplicado el castigo desde el 1 de enero de esta temporada, queda desposeído de todas las victorias que ha conseguido en este 2010: general del Tour del Mediterráneo, dos etapas en la Vuelta al País Vasco y la clasificación final del Tour de Romandía, entre otras.

Y esta noticia llena a todos los aficionados al ciclismo de tristeza, de profunda tristeza y de una cierta percepción de haber sido, de alguna manera, engañados. Alejandro lo tenía todo: la admiración de los deportistas, el cariño sincero de sus paisanos, el reconocimiento de las Administraciones públicas que confiaron en él y le agasajaron. Es un magnífico ciclista, posiblemente el mejor de siempre en Murcia, y se ha equivocado de parte a parte. Él no ha conseguido medallas de plata y de bronce en campeonatos del mundo de ciclismo, ni ganado etapas en Los Alpes contra Armstrong, ni pruebas tan importantes como la Lieja-Bastogne-Lieja, la Flecha Valona o la Dauphiné Liberé, entre otras, por consumir sustancias dopantes, lo sabemos, pero ese extraordinario historial se ve manchado por algo que no acertamos a comprender.

Una vida de deportista no se alarga por hacer determinadas trampas. Una vida de deportista se prolonga por cuidarse, por llevar una alimentación adecuada, por tener el descanso oportuno. Buscar los milagros de los chamanes del deporte nunca fue una buena idea.

Debo de reconocer que cuando en mayo del 2004 se hizo pública la Operación Puerto y el nombre de Valverde aparece, albergábamos la esperanza de que todo fuese un malentendido, pero nuestros deseos no se han hecho realidad. Valverde ha sido suspendido por el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) y no podrá volver a competir hasta enero del 2012. Sí, son malas noticias para todos aquellos, muchos, que tantas veces cantaron sus gestas; para algunos compañeros de la información deportiva que, nos consta, estos días experimentan una sensación extraña.

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