Con todo respeto que me merece como concejal y diputado, Pedro Chico miente a sabiendas, y él lo sabe bien, por mucho que ahora quiera mostrar una disimulada indignación frente a lo que considera podridos insultos, y le reto a que me señale uno solo de ellos, para pedirle inmediatamente disculpas. Cosa que debería hacer él de vez en cuando por la ponzoña que vierte en alguno de sus escritos.

Dicho esto, vamos al tema de fondo, que es el acuerdo firmado entre Benito Amor y el ayuntamiento de Calasparra sobre la constitución de una fundación para exhibir y promocionar sus bienes desde ese municipio.

Sobre este hecho, el señor Chico reparte la mayor parte de las culpas para mi persona, quedándose él y su grupo con los laureles de la batalla que han librado hasta la extenuación para convencer a este descreído grupo radical de gobierno. Además, me manda que las asuma sin descargar en ningún otro, haciendo de este alcalde el compendio de todos los males, sin mezcla de bien alguno.

Con estos datos, vamos a intentar ilustrar a nuestros lectores, especialmente a nuestras queridas amigas y amigos de Bullas y La Copa para que formen opinión y un juicio justo.

1. Los tres grupos políticos de nuestro pueblo, conmigo, el cronista oficial, y algún amigo más, tuvimos una reunión con Benito Amor tan pronto como supimos que había llegado a un principio de acuerdo con Calasparra. Allí constatamos que habían variado sustancialmente las condiciones que se plantearon a la corporación anterior. Se mantenían las cargas para el Ayuntamiento, 1.500 euros de renta vitalicia a pagar a Benito Amor y, llegado el caso, además, una plaza en residencia geriátrica, pero no había donación de su patrimonio valorado en unos dos millones de euros, sino la constitución de una fundación de conservación y divulgación de esos bienes. Esto supone que el Ayuntamiento paga a Benito esa cantidad de por vida, pero no es dueño del patrimonio, y si la fundación, con la mitad de sus miembros nombrados entre los familiares del fundador, se disuelve, los bienes pasan al ministerio de Cultura, de manera que para hacerse con la propiedad de los mismos hay que comprárselos. Estas condiciones no fueron aceptadas por ayuntamientos como loa de Ceutí, Caravaca, o Cehegín, a los que también fueron ofrecidos.

2. Se le pidió a Benito Amor que volviera al planteamiento inicial de que donara sus bienes al Ayuntamiento a cambio de pagarle esa renta, y garantizada la propiedad municipal, se podría crear la figura de patronato u otro régimen participativo, y que pusiera también él de su parte para que el patrimonio se quedara en Bullas, teniendo en cuenta el esfuerzo económico que suponía el tener que habilitar un edificio para albergar las 3000 pieza muebles, además de las de numismática. Los presentes en la reunión podrán ratificar que, tanto el grupo de IU como el Grupo Socialista estaban dispuestos a llegar a un acuerdo sobre el punto de partida de la donación de los bienes al Ayuntamiento a cambio de una renta. Hay que tener en cuenta que durante cuatro o cinco años no se tendría dispuesto el edificio, valorado en más de un millón de euros, y que durante ese tiempo, habría que asegurar las piezas, con los seguros y los gastos de vigilancia adecuados, más los gastos de conservación. ¿Dónde se guardan 6000 piezas mientras tanto, en casa de Benito? ¿Cómo se conservan las telas, la madera, la loza, el cristal para evitar su deterioro o su robo? ¿Qué personal hace falta para todas esas labores?

Ahora veamos la actitud del PP de Bullas, y más concretamente, del señor Chico, en este asunto. Nos dice que tan enconada batalla para mantener el fondo en Bullas fue librada para convencer... ¡al grupo de gobierno! Cuánto nos hubiese gustado que Pedro Chico, con tanto como se pavonea con directores generales y consejeros, hubiera llegado esa noche, o dos días después en el pleno, y hubiera puesto encima de la mesa, no digo el cien por cien como en otros museos cercanos, sino siquiera un cincuenta por ciento de ayuda de la Comunidad Autónoma.

Pedro, no quieres que diga que el señor Valcárcel estuvo en casa de Benito, que conocía el alcance de la colección. Te hubiera sido fácil convencerlo para que hubiera ayudado, no digo en todo, siquiera en una mísera parte. ¿Cuánto conseguiste? Entonces sí que habríamos visto, con tantas cosas buenas como nos has traído a Bullas en tus catorce años de concejal y diputado, tu verdadero aprecio y valor por nuestra querida cultura.

Postdata. Por cierto, estoy esperando ansioso que se constituya la fundación que tiene entre sus fines la mayor divulgación posible de este patrimonio para que de inmediato se haga la primera exposición monográfica sobre loza, muebles o cristal en la Casa Museo de Don Pepe Marsilla, en la Casa de la Cultura y en el Museo del Vino, y que en Bullas puedan apreciarse estas colecciones, e invito también a los Ayuntamientos vecinos para formar exposiciones itinerantes que contribuyan a realizar los fines de la fundación, para mayor gloria del fundador.